martes, 2 de septiembre de 2008

CARTA ABIERTA A DIOS

Por: Michael Moore
Fuente: www.rebelion.org (02.09.08)

Traducido por Manuel Talens

Querido Dios,

El otro día, la organización de James Dobson pidió a todos los creyentes que rezaran para que hubiese una tormenta el jueves por la noche que obligara a cancelar el discurso de aceptación de Obama.

Veo que has respondido a las súplicas del doctor Dobson, excepto que la tormenta que has enviado a la tierra no cayó sobre Denver, sino que está llegando a Nueva Orleans. De hecho, has previsto que alcance la Luisiana exactamente en el momento en que George W. Bush debía pronunciar su discurso en la Convención Nacional del Partido Republicano.

Ahora, Padre celestial, todos sabemos que tienes un gran sentido del humor y una sincronización impecable. El hecho de enviar un huracán en el tercer aniversario del desastre del Katrina y justo cuando se iniciaba la convención republicana ha sido, sin la menor duda, un golpe de divina ironía. No te lo reprocho, sé que estás muy molesto de que los republicanos trataran de culparte por lo del Katrina diciendo que era un castigo de Dios, cuando la verdad fue que el huracán causó pocas muertes en Nueva Orleans. Más de mil personas perdieron la vida a causa de errores y negligencias de seres humanos, no por tu causa.

Algunos de nosotros tratamos de ayudar una vez que paso el Katrina, mientras que Bush comía tarta con McCain y se rascaba la panza. Yo cerré mi oficina en Nueva York y envíe a todo mi personal a Nueva Orleans para que ayudara. Pedí a la gente de mi sitio web que contribuyera al esfuerzo y terminé enviando más de un millón de dólares en donaciones, alimentos, agua y suministros a Nueva Orleans (colectados por miles de fans). Tres semanas después de esto, los camiones frigoríficos de la FEMA (la agencia federal de Bush para el manejo de emergencias) todavía iban por el estado de Maine.

Pero la noche del jueves pasado el Washington Post informó que los republicanos habían empezado a hacer planes para posiblemente posponer su convención. La Associated Press acababa de indicar que en Nueva Orleans no había refugios para capear el temporal y que las reparaciones de los diques eran inadecuadas. En otras palabras, tal como hubiera dicho el gran Ronald Reagan, “¡Ya estamos otra vez con las mismas!”.

Lo último que necesitaban John McCain y los republicanos era una pantalla de televisión dividida en dos a través de USA: en un lado, Bush y McCain de francachela en St. Paul y, en el otro, imágenes en directo de su administración republicana cagándola otra vez mientras que Nueva Orleans se ahoga.

Sí, Dios, les has dado tal susto que no cesan de clamar Jesús, María y José y muchos millones de tus seguidores te saludan ahora quitándose el sombrero.

Pero cualquiera diría que tu broma no estaba dirigida sólo a Bush y a su cuadrilla. Según parece, el huracán Gustav se está dirigiendo a Nueva Orleans y a la costa del Golfo. ¡Oh, Señor!, escuchamos fuerte y clara tu voz, igual que lo hicimos cuando el reverendo Falwell dijo que nos enviaste el 11-S en castigo por todos esos gays y lo de los abortos. Te suplicamos, ¡Oh, Padre misericordioso!, que no nos castigues de nuevo como Pat Robertson dijo que hiciste al enviarnos el Katrina porque en USA “matamos nonatos al por mayor”. Otros republicanos se hicieron eco de su sentir en 2005.

He aquí mi súplica: no le hagas esto a la Luisiana de nuevo. Los republicanos han entendido tu mensaje. Tratan a duras penas de mandar aviones, trenes y buses a Nueva Orleans y hacen lo que pueden para que todo el mundo pueda salir de allí. Esta vez no han enviado a Iraq la Guardia Nacional de la Luisiana: ya está patrullando las calles de la ciudad. Y, en cumplimiento de un designio que no acabo de entender, el director de la FEMA de Bush acaba de nombrar a un hombre para que organice la respuesta del gobierno federal. Se llama W. Michael Moore. No, Padre celestial, no estoy de coña. Para salvar la costa del Golfo han enviado a un hombre que tiene un nombre como el mío, precedido por una W como la del George.

Así que, Dios, por favor te lo pido, haz que la tormenta muera en el mar. Ya ha hecho bastante daño. Si me concedes este favor, te prometo que no volveré a invocar tu nombre. Dejaré que lo hagan los seguidores del doctor Dobson y los que se reúnen esta semana en St. Paul.

Tu fiel servidor y antiguo seminarista,

Michael Moore
MMFlint@aol.com
MichaelMoore.com

Post scriptum a todos los hijos de Dios que lean esto: la ciudad de Nueva Orleans todavía no se ha recuperado del Katrina. Se ruega que pinchen aquí para informarse de la lista de cosas que pueden hacer con el fin de ayudar a nuestros hermanos y hermanas de la costa del Golfo. Y si viven en la costa del Golfo, tomen inmediatamente todas las precauciones necesarias para su seguridad.

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