domingo, 23 de septiembre de 2007

Chi-chi-chi le-le-le

Por Por Ángel Carcavilla /
La Nación Domingo 23 de septiembre 2007

Si escucho una vez más la palabra Chile, vomito. Durante septiembre el bombardeo de chovinismo fue asfixiante, empalagoso y definitivamente fascista; se pasó.
Con el tiempo se ha ido acentuando lo momio en este país y en esta festividad se nota todavía más. Está bien celebrar, emborracharse y comer asados hasta desembucharlos por las narices, pero ese tufillo conservador, hinchado y fanfarrón que se huele por todos lados, definitivamente fastidia.
Seguramente sueno como un aguafiestas, un antipatriota, pero no creo ser el único al que le irrita escuchar Chile varias veces al día y en sus versiones más pasmosas.
Por lo demás, y digámoslo de una vez, Chile no es precisamente una palabra hermosa, elegante o fonéticamente encantadora. Más bien es una palabra picante, chirriosa y desagradable. Por algo nadie, salvo el tontorrón de Julio Iglesias, ha tenido la ocurrencia de ponerle a un hijo Chile. Supe de mujeres llamadas Francia, Argentina y hasta una vez conocí a una Colombia, pero Chile a nadie. Todos los días, a cada rato, suenan en la radio y la televisión anuncios payados, homenajes relamidos al terruño. La gente y decenas de comerciales entonando gingles que más bien parecen marchas nacionalistas, las que al son de ¡Vamos, vamos, chilenos!, ensartan incautos con jugosos e impagables préstamos patrios. En la cruzada por hartarnos de la nación, los medios también han hecho su aporte a la efeméride: mientras aparece el ABC1 disfrutando el 18 como la gente, el pueblo siempre está borracho, caído, feo y ordinario. ¿Acaso el pituquerío no se achispa?
Las páginas sociales son un cuento aparte, atiborradas de señores vestidos de huasos latifundistas, da la impresión de que todavía estuviéramos en la Colonia. Es más, estoy seguro de que si ahora se luchara por la independencia, serían los primeros en oponerse, fusilando a cuanto independentista se les cruzara en el camino. Ya lo dije en una columna anterior: las fiestas de la chilenidad estarían prohibidas en cualquier parte del mundo por excluyentes, xenofóbicas y fascistas.

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