miércoles, 16 de abril de 2008

BURDA PEDAGOGÍA DE LA CENSURA

Por: Fany Miguens y José Manuel López Alcaraz
Fuente: insurgente.org (16.04.08)

NOTA DEL EDITOR. Por encontrarlo un tema de interés, se publican todas las piezas del conflicto, esto es, encabezado de la nota de Insurgente.org, la parte del artículo que fue eliminado, la protesta de los autores del artículo, la respuesta de la responsable de la revista y la contra respuesta de los autores del artículo. Espero con esto quede claro de qué es lo que se trata el asunto, fundamentalmente, los derivados y alcances de una censura periodística que no es extraño en los medios de comunicación, donde periodistas y articulistas ven normalmente mutilados los originales de sus artículos. Se entiende, que algunas veces, por razones de espacio, no se publiquen los textos originales en completo. Pero a razón de ello sacarle su cuerpo principal, como es el caso que aquí se expone, no merece ninguna excusa, salvo una contundente condena.

A continuación la publicación de las notas que se refieren a la controversia. Sólo he omitido la parte no censurada del artículo, por no estimarlo de interés para formarse una opinión respecto del punto central de la controversia yconsiguiente protesta.

HERNÁN MONTECINOS:
Editor www.hmontecinos.wordpress.com
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1) NOTA DE INSURGENTE.ORG

La revista “Cuadernos de Pedagogía” no permite cuestionar que el estado fomenta la “participación ciudadana";

InSurGente.- “Hay muchas evidencias que indican que el pensamiento único, ese que nos define como consumidores y no como ciudadanos, ese que consagra la única libertad posible como la libertad de mercado, pretende marginar cualquier pensamiento crítico que lo cuestione, cualquier idea que lo ponga en duda. Cuadernos de Pedagogía (que se define a sí misma como una revista mensual que es referencia importante para los movimientos de renovación pedagógica del país y de estudiosos del sistema educativo) suma sus esfuerzos, da su vuelta de tuerca en la cadena de montaje de la pedagogía plana, sin ruidos ni estridencias que le interesa al estado actual de las cosas. Acontece así que la prestigiosa revista solicita un artículo sobre participación y familia a un centro educativo, cuya experiencia parece ser interesante. Acontece así que los solicitados, como integrantes de ese proyecto, son, casualmente, dos redactores de este diario que elaboran el artículo sin renunciar a la perspectiva crítica que inspira la experiencia. Acontece que la redacción de la revista aceptó lo enviado. Y acontece, por fin, que a lo publicado le ha desaparecido toda la referencia crítica, todo el ruido. Acontece, por fin, que el texto mutilado, impreso negro sobre blanco, se ajusta a las necesidades del pensamiento único. Burda pedagogía de la censura.

2) TRANSCRIPCIÓN DE LA PARTE DEL ARTÍCULO QUE SE ELIMINÓ EN LA PUBLICACIÓN DE LA REVISTA:

I.E.S. LA CALETA. PARTICIPANDO QUE ES GERUNDIO.

Fany Miguens Lado. Directora y Orientadora.
José Manuel López Alcaraz. Coordinador del Proyecto “Escuela espacio de Paz”.

Tanto en el imaginario colectivo de la sociedad actual, como en la propia realidad social, la ausencia de participación ciudadana es un recurrente cotidiano, una queja, un lamento diario.

La maquinaria (por no decir claramente el marketing) electoral ha conseguido mantener unos niveles de “participación ciudadana” soportables para el sistema “democrático-representativo” cada cuatro años. Después, todo el mundo conoce lo que viene. Inmersos en la cotidianidad de la supervivencia, en un sistema que promueve la competitividad como motor de las relaciones, la individualidad como filosofía de vida y lo privado como lo eficaz; hasta que no pasen otros cuatro añitos, nadie participa en nada que no redunde en un beneficio propio, directo y tangible. Es decir, en prácticamente nada.

Los poderes públicos saben que están obligados a facilitar la participación (política, económica, cultural y social) de forma permanente y por ley. Lo urgente e imprescindible sería la exigencia de la ciudadanía de que se cumpla lo que se legisla, que se facilite realmente la participación.
La ciudadanía bastante tiene con lo que tiene. Y para eso cuenta también con la inestimable colaboración de los medios de comunicación masivos, de falsimedia, que dejan bien clarito cuál es el modelo a seguir: cada uno a lo suyo (y Dios con todos), no te compliques la vida y cuanto más tengas (de lo que sea) mejor.

Con estos mimbres entramos en las escuelas, en la participación de las familias en las escuelas (¿en las públicas o en todas?). Con estos mimbres escuchamos el lamento diario de la escasa participación de las familias en el proceso educativo de sus hijos e hijas. La queja cotidiana.

El profesorado, con un estatus cultural y económico sensiblemente superior a la media de las familias que atendemos, y con una cultura participativa también escasísima, se queja de la falta de implicación de las familias.
La administración educativa argumenta que las bases y los procedimientos para la participación familiar están puestos a su alcance.

Las pocas madres comprometidas se sienten tremendamente solas.

¿Qué pasa pues?

Se ha instalado una racionalidad llamada “cínica” porque asume la divergencia entre las intenciones declaradas y las acciones realizadas para su consecución. Cada vez hay más diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y cada vez importa menos esa diferencia.

¿Realmente interesa la participación?

Centrándonos en la escuela (otros ámbitos de la participación serían fuente para otras reflexiones) diríamos que parece que no.

Participar es “tomar parte”, aunque otras acepciones que presenta el diccionario de la RAE enriquecen, diversifican y matizan el concepto: “recibir una parte de algo”, “compartir, tener las mismas opiniones, ideas, etc. que otras personas”.
No ha llegado el momento en que las familias, con la estructura organizativa de las escuelas, con la oferta participativa que les ofrecen las escuelas, sientan que reciban una parte de algo, o que compartan algo. Su participación de facto en los consejos escolares o en los planes de acción tutorial es lo que Santos Guerra llama participación, impuesta, insustancial, secuestrada, regalada (los profesores “les dejamos” participar) o feminizada, entendiendo con eso, la hegemónica “devaluación social” de todo lo feminizado.

No se trata de crear marcos legales más participativos. Ya existen, incluso remontándonos a la Constitución de 1978, vemos que en su artículo 27.7 hace mención explícita a la participación en el sistema educati­vo: “Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el con­trol y gestión de los centros sostenidos por la administración con fondos públicos, en los términos que la ley establez­ca”. La Constitución misma podría haber marcado un hito fundamental legislativo en el desarro­llo de la participación y de la democracia escolar. Pero ya sabemos que esa misma Constitución hace referencia clara al derecho a una vivienda digna y a un trabajo también digno para todas las personas. En fin.

Lo que la escuela oferta de facto es eso, una participación adjetivada más arriba o unas comunicaciones rutinizadas y vinculadas “casi siempre” a los aspectos más negativos del proceso: faltas del alumnado, sanciones, malas calificaciones, comportamientos disruptivos de sus hijos o hijas y poco más.

No es cuestión de marcos legales. Es cuestión de voluntad decidida, de apuestas serias.

¿Qué hacer para voltear este negro panorama? Como dicen los zapatistas en la selva Lacandona: pensar en lo global y actuar en lo local. Lo global se le escapa a la escuela. Nunca se han producido cambios sociales radicales desde la escuela. Y el cambio que se necesita en lo global es radical (de raíz). En lo local sí se puede pero tienen que darse las circunstancias que lo hagan posible. Tiene que existir un equipo directivo con un proyecto participativo y democrático explícito. Tiene que existir un grupo de profesionales que, asumiendo responsabilidades y compromisos, en muchos momentos bastante por encima del cumplimiento estricto de un horario hecho a “su medida” (a la del profesorado), hagan suyo ese proyecto explícito de democracia y participación.
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3) NOTA DE PROTESTA DE LOS AUTORES DEL ARTÍCULO

Estimada Lourdes:

Después de haber recibido tu último correo con asunto ARTÍCULO OK

El día 7/02/08, Marti, Lourdes escribió:
Estimados Fany y José Manuel:

“Hemos leído con detenimiento vuestra experiencia para el numero de familia y os escribo para confirmaros que es justo lo que necesitábamos y que se adapta muy bien al conjunto del número y a las intenciones del mismo. Si nos hiciera falta algún dato más, nos pondríamos en contacto con vosotros.”

hemos leído con sorpresa el último número de vuestra revista "Familia y escuela".
El artículo que firmamos y te enviamos el pasado 1 de febrero no corresponde con lo que finalmente habéis publicado.
Nosotras, con toda la buena intención del mundo, os hemos enviado una experiencia contextualizada desde una pedagogía crítica y provocadora que cuestiona el estado actual de las cosas, una pedagogía crítica que precisamente ha sido el motor básico de nuestra experiencia.
Sin esa perspectiva, esa experiencia (y pensamos que cualquier otra) se sitúa en un espacio aséptico y complaciente con la realidad actual.
Consideramos que nuestro artículo está mutilado con detenimiento y así parece ser que sí responde a lo que necesitábais.
Consideramos que no es justo, pues debemos tener derecho a expresar nuestra experiencia como creamos oportuno.
Consideramos que tenéis todo el derecho a no publicar lo que se os envía. Hubiéramos entendido perfectamente que no os interesara publicar el nuestro.
Consideramos que no tenéis el más mínimo derecho a modificar de forma tan relevante un texto ajeno y mucho menos sin comunicárselo a las personas que han trabajo y creen en él, y más aún cuando habéis dado un OK.
Consideramos que nos merecemos, al menos, una explicación.
Quedamos a la espera.

Fany Miguens Lado y José Manuel López Alcaraz.
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4) RESPUESTA DE LA RESPONSABLE DE LA REVISTA

Estimados José Manuel y Fany:

En primer lugar, lamentamos muchísimo vuestro enfado y disgusto con nosotros y, sobre todo, con el proceso de elaboración del artículo. Nada hay más lejos de nuestro interés diario que "mutilar un artículo", o "convertirlo en algo aséptico y complaciente". Otra cosa es que, sin quererlo, eso hayamos provocado.

Voy a intentar explicar cuál es el proceso que se sigue en la edición de un número, y en el de éste en concreto, para que, al menos, no veáis en este proceso un ataque con alevosía.

Cuando recibimos un original lo leemos en sí mismo y valoramos si responde a lo que pretende el número. En este caso, queríamos dar a conocer estrategias, actividades y propuestas concretas, formas de aproximarse a las familias, de contar con ellas, de educar juntos… ideas concretas, pistas para aquellos profesores que se sientan perdidos ante los padres y madres de sus alumnos.

En esta clave leímos vuestro artículo y valoramos que, efectivamente, era lo que necesitábamos, porque respondía a ese objetivo de dar ideas concretas. También nos pareció que se adaptaba al conjunto, porque vuestras propuestas en el plano práctico no resultaban repetitivas en relación a los otros 3 textos que componen este artículo múltiple (me refiero a los de los centros de Cataluña, País Vasco y Madrid).

Una vez aceptado el artículo original, hay que cuadrar todos los espacios del número para que quede equilibrado: equilibrado el conjunto de las cuatro experiencias, equilibrado el conjunto del Tema del Mes sobre familia, y equilibrado el conjunto completo para que, por ejemplo, no tengamos un número con un gran Tema del Mes y sin sección de Opinión. Es éste el momento de los recortes (en todas las secciones), siempre difícil pero necesario, imprescindible para velar por el conjunto.

¿Por qué, en vuestro caso, decidimos recortar la primera parte, la que corresponde a la contextualización? Para no tener que eliminar absolutamente nada en la parte de las actuaciones porque, insistimos, nos parecían atractivas y una fuente de buenas prácticas. Para compensar este recorte, intentamos plasmar algo de la contextualización en los dos primeros párrafos: es obvio que no resultó suficiente.

Sin duda, nuestro gran error ha sido no haber mandado una versión del artículo recortado antes de su publicación, para que hubierais conocido esta explicación antes y no después de la impresión del número y para que, si así lo hubierais querido, hubierais podido efectuar modificaciones Mandar versiones previas es una práctica habitual pero, en este caso, cuando obviamente hubiera sido tan necesario, se nos olvidó. Sin lugar a dudas, insisto, fue un error y os pedimos sinceras disculpas por él. A veces, como en todos los ámbitos, las prisas del cierre nos juegan malas pasadas.

Espero que esta explicación logre, al menos, disipar las dudas sobre el hecho de haber actuado con alevosía: nada más lejos de nuestro interés.

Quedamos a vuestra disposición para cualquier otra aclaración o explicación que os parezca precisa.

Cordialmente,

Lourdes Martí Soler
Redactora Jefe. Cuadernos de Pedagogía.
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5) LA CONTRA RESPUESTA.

Estimada Lourdes:

En primer lugar queremos que sepas que valoramos tu prontitud en la respuesta en su justa medida, es decir, mucho.

Eso no quiere decir que compartamos tus argumentos explicativos.

Nosotras formamos parte de la redacción de un diario digital (en la red) sobre información que no aparece en "falsimedia" o aparece distorsionada según los intereses del grupo (la información sobre Venezuela es un ejemplo emblemático), en un diario que llaman de "información alternativa" (muy afin a rebelion,org, kaosenlared, nodo50,etc. para que te hagas una idea) que además busca y recibe muchas colaboraciones.

Sabemos de lo que hablas. Sabemos lo que es "velar por un conjunto equilibrado" "velar por mantener la idea clave" cuando hablamos de publicaciones o de lo que sea.
Precisamente por eso no aceptamos tu argumentación.

Las experiencias contadas, fuera del contexto crítico que cuestiona claramente que a las instituciones les importe la participación como proceso democrático de aprendizaje y cambio (al margen de la participación rentista e instrumentalizada para su propio beneficio), no se diferencian en nada, en absolutamente nada, de cualquier otra propuesta bienintencionada que crea en este sistema actual de cosas y sea complaciente con él.

El artículo publicado, que no las experiencias descritas, no tiene nada que ver con lo que te mandamos, porque lo que habéis "eliminado" para conseguir vuestro equilibrio (no sabemos cómo llamarlo para no herir sensibilidades) es precisamente lo que lo diferencia. Y eso tú lo sabes de sobra.

Precisamente por eso no aceptamos tus explicaciones.

Vuestro gran error ha sido publicar algo que no responde a las intenciones claramente manifiestas de los firmantes. Y eso también lo sabes de sobra.

Lo que permitiría que volviéramos a tener confianza en vuestra revista sería que fueseis capaces de publicar la secuencia de correos que nos hemos cruzado, como muestra de las intenciones de querer solventar un "error de equilibrado" y, por supuesto, el artículo completo.

Nosotras, por nuestra parte, haremos con el artículo completo y con las legítimas interpretaciones de lo sucedido, lo que creamos oportuno.

Cordialmente.
Fany Miguens y José Manuel López.

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