jueves, 14 de febrero de 2008

CARTA DE UN EX_MARINO ANTIGOLPISTA AL EX COMANDANTE EN JEFE DE LA ARMADA DE CHILE

Por: Víctor López Zambrano (Chile)
Fuente: PiensaChile.com (13 de febrero 2008)

El ex Marino Víctor López Zambrano, uno de los marinos de Tropa detenido y torturado en agosto de 1973, por oponerse a los planes golpistas de sus oficiales, quiso que se publicara su respuesta a la carta que el ex Comandante en Jefe de la Armada de Chile, Sr. Miguel Angel Vergara envió al Director del diario La Tercera. La carta de Vergara fue publicada el día 7 de febrero, pero la de López sigue ignorada. Ningún medio “serio” le ha dado tribuna. No nos sorprende. Es el bloqueo brutal a que se somete la verdad en Chile.

Hemos tratado de encontrar la carta de Vergara, para que Uds. tengan una visión completa del debate. Desgraciadamente no encontramos la funcionalidad adecuada en el sitio de La Tercera para buscar esa carta. Si alguien la tiene copiada, por favor, le pedimos nos la haga llegar.

Entregamos a continuación la carta de Victor López, este representante de esos marinos antigolpistas, verdaderos héroes democráticos, que arriesgaron su vida al declararse fieles a la constitución de la república. No son palabras las que ellos oponen a quienes en estos días tratan de justificar los crímenes, son sus vidas.
La Redacción de piensaChile
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Santiago, 7 de febrero de 2008

Sr. Director
Diario La Tercera
Presente

Señor Director:
Me refiero a la carta enviada por el Sr. Miguel Angel Vergara, Ex - CJA, a su sección Correo, el día de hoy, jueves 7 de febrero. Al respecto, me permito rectificar algunas groseras incongruencias en las expresiones vertidas, que en nada ayudan a la convivencia nacional, al contrario, enlodan y ponen en tela de juicio a un poder del Estado de Chile.

Sr. Vergara, los tribunales de justicia no son patrimonio suyo ni de los que piensan como Ud., por tanto, sus resoluciones, aunque no le agraden, se respetan, se acatan y no se discuten. Eso lo aprendimos por allá por el año 1969, en la clase de O.P. (orientación profesional) del curso Regular de la Escuela de Grumetes de la Armada de Chile. En ese mismo curso nos enseñaron que la Constitución Política de la República de Chile, es la carta fundamental de la nación y que se debía respetar con el mismo celo que los marinos respetábamos la Ordenanza de la Armada. Me permito recordarle que esa Constitución de 1925, estipulaba claramente el rol de las instituciones armadas, a saber, subordinadas a las instituciones civiles, apolíticas, no deliberantes y fundamentalmente comprometidas en la defensa de la patria y sus ciudadanos. ¿Cabe preguntarse, en qué infausta orzada se le olvidó a Ud., y los suyos esa lección, tan bien aprendida por la marinería, quienes, en agosto de 1973, se opusieron a las maniobras conspirativas de la oficialidad, que pretendía romper con la institucionalidad democrática de nuestro país?.

Entiendo que el sentido de fondo de su carta es tratar de exculpar a un señor que participó directamente en un alevoso crimen de gente inocente y además indefensa. El eje de esa argumentación gira en torno a su juventud y su condición de subordinado, obligado a cumplir órdenes superiores. Argumento pueril y desafortunado. La mayoría de nosotros no pasaba de los 20 años, sin embargo, teníamos absolutamente claro que cualquier intervención armada tendría efectos gravísimos para el país y había que ponerle coto, aún cuándo las probabilidades de salir con vida eran bajísimas. Dios es grande y acompaña siempre a los buenos de corazón. Salvamos con vida. No se cumplió lo que pregonaba el Teniente Jarpa del Crucero Prat: “Todo aquel que no esté con nosotros, le damos franco y en el portalón le pegamos un tiro en la nuca. Después le avisamos a sus familiares que desertó y que no sabemos de su paradero”. (Parece que la política de los detenidos desaparecidos tenía vieja data). No obstante salir airosos de un viaje al infierno, las torturas en el Fuerte Borgoño, en el Cuartel Silva Palma, la Base Aeronaval del Belloto o la isla Quiriquina, los años que pasamos deambulando entre campos de concentración y cárceles, bajo régimen de prisionero de guerra, no fueron juegos de niños Sr. Vergara. Alguien dijo, lo que no te mata te fortalece. Compartimos absolutamente ese concepto. Nuestra convicción de que la democracia es la mejor forma de gobierno, se confirma cada día con la experiencia vivida en los países democráticos, que nos acogieron en nuestro exilio. Que el respeto a la vida y al ser humano, hace grande a las naciones. Que todos somos iguales ante la ley y ante dios. Que el “nunca más “ del General Cheyre, algún día también pasará a ser parte de la doctrina de nuestra querida institución. Que la tortura y los tratos vejatorios, denigran más al que los ejecuta que al que los recibe. Que en una sociedad civilizada, las diferencias de opinión no se resuelven con el crimen ni con la violencia.

Ahora bien, en relación con su apreciación de que la justicia en Chile es demasiado inflexible cuando se trata de militares, permítame hacerle mención a sólo dos hechos que refutan su argumentación. En causa rol 8.217 del año 2002, por secuestro calificado, asociación ilícita y apremios ilegítimos contra quienes resulten responsables, interpuesta por nosotros ante la Ministra de Fuero, Sra. Corti, con fecha 24 de abril de 2003, ésta magistrado se declaró incompetente porque los delitos habían ocurrido en recintos militares, ordenando remitir los antecedentes al Juzgado Naval de la Iª Zona Naval. Con fecha 9 de octubre, ese Juzgado aceptó la competencia y con fecha 27 de octubre del mismo año, es decir, en menos de 20 días, el Sr. Juez Naval, Contraalmirante Francisco Martínez Villarroel, se formó la convicción y resolvió que “el hecho denunciado es un simple delito que prescribe en el plazo de cinco años”. Sería interesante recordar, quién, en esa fecha, era el Comandante en Jefe de la Armada y Jefe del Sr. Juez naval. También sería interesante confrontar la convicción de ese Juez Naval, con la legalidad vigente, en la cual se considera la tortura (dicho en términos elegantes, apremios ilegítimos), como un crimen de lesa humanidad y por tanto imprescriptible. ¿De que estamos hablando Sr. Vergara?.

Por otra parte, en reiteradas declaraciones públicas, durante el ejercicio de su cargo como Comandante en Jefe de la Armada., Ud., manifestó su absoluta convicción de que en la Armada de Chile nunca se habían violado los derechos humanos y que, en el hipotético caso que eso hubiese ocurrido, pediría perdón de rodillas a los afectados. La comisión Valech demostró palmariamente que la Armada sí tuvo una relevante participación en esas violaciones. Sin embargo Ud., continuó negándolo. Creemos que nuestra pública denuncia de la fecha, en la cual señalamos que Ud., menos que nadie podía negar esas violaciones, porque había sido un activo actor al enviar a un subordinado a un centro de torturas (recuerde que al Marinero Carvajal, enviado por Ud., a un centro de torturas, le rompieron un tímpano y quedó minusválido de por vida), ayudaron a la declaración final de la Armada a este respecto. Posteriormente, a pesar de las benévolas condenas a funcionarios de la Armada por atroces crímenes cometidos, creemos que son hechos irrefutables, que ameritan sobradamente el cumplimiento de su palabra.

Como último Sr. Vergara, informamos a Ud., que con fecha 15 de enero de 2008, hemos presentado una nueva querella contra quienes resulten responsables, de los mismos delitos citados. Esperamos tener una favorable acogida en tribunales. En cuyo caso, le sugerimos contratar a un buen abogado, (aunque, en rigor no lo necesita, sabemos que se lo proveerá la Armada, con plata de todos los chilenos). Lo que sí le podemos garantizar de antemano, que al ser interrogado por el Sr. Juez, Ud., no tendrá la fatalidad de conocer el “submarino”, el “teléfono”, la “picana” ni nadie le introducirá la bayoneta en el ano.

Lo saluda muy atentamente, esperando su favorable acogida.

Por la Coordinadora del Personal Exonerado de la Armada el año 1973

Víctor López Zambrano
Ex - Mro. 1º Mc. Elc.
Presidente

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