viernes, 1 de febrero de 2008

HOMENAJE: ALGO DE VOLODIA...

Por: José Campusano A (Ingeniero Civil)
Fuente: politicaconosur (01.02.08)

“Era en los años de los Ford de bigotes, de los caballeros de bastón y polainas y las damas de sombreros emplumados. Apagados los fuegos de la guerra que creyeron "la última", la gente respiraba a sus anchas, llena de ilusiones, sin darse cuenta de que la paz había nacido tarada con el cáncer bolchevique, destinado a contagiar a los vagos, a los flojos, a los incapaces, a los patanes, a los maleantes, a los resentidos, a los fracasados, a los envidiosos y a los violentos. La minoría negativa del género humano, su peso muerto, iba a levantarse con la pretensión monstruosa de dirigir el mundo".

(Párrafo de un artículo firmado por E.B., publicado en El Mercurio de Santiago de Chile, el domingo 17 de diciembre de 1972).

Entre estos tarados, patanes, maleantes, incapaces y fracasados, fueron o son comunistas hombres como Máximo Gorki, superhombres como Gagarin y los primeros cosmonautas, constructoras de aviones como Tupolev, cientíticos como Joliot-Curíe, pintores corno Pablo Picasso, Henri Matisse, Fernand Léger, tapiceros de genio corno Lurcat, artistas sobrecogedores como Paul Robeson, escritores como Anatole France, Henri Barbussé, Vladirnir Maíakovski, LouisAragon, Paul Eluard, Mariátegui, César Valléjo, políticos como Lenin, Jorge Dimitror, Antonio Gramsci, Ho Chi Min. Luís Emilio Recabaren. Humildemente, yo estoy en el número de esos tarados del cronista mercurial. Y, por supuesto. el insigne ciudadano, el ensayista impecable, el Senador de la inteligencia, el escritor chileno Volodia Teitelboim.

¿Para qué burlarnos, por qué ofendernos los comunistas de estas demostraciones del nivel intelectual de nuestros adversarios? Ellos se retratan en su irreconocimiento, en su petrificación, en su deliberado analfabetismo, en su antropofagia mental. Son víctimas de su propia sombra, de las tinieblas que procrearon interesadamente corno poderosos propietarios, o desinteresadamente corno mercenarios ingenuos y apresurados. No tuvieron, ni unos ni otros, tiempo para darse cuenta de una inmensa y nueva humanidad que comienza, de un humanismo que atesore lo supremo del pasado y las victoriosas posibilidades del presente y del después.

Decir que Volodia Teitelboim es un ciudadano avizorador y aclarador no es decir nada nuevo para los chilenos. Todo el país conoce su pensamiento exigente y su soberana expresión (del Prólogo de Pablo Neruda)

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