Por: Cristian Meneses
Fuente: www.g80.cl
Título original: “Sistema Binominal: Un perfecto fraude pre-electoral”
Un perfecto fraude pre-electoral
Según la enciclopedia Wikipedia, el sistema electoral binominal(impuesto en Chile por la dictadura y en plena vigencia gracias a sus herederos de “izquierda” y de derecha) “es un sistema de elecciones populares destinado a la formación de un sistema bipartidista en torno a dos grandes partidos políticos o coaliciones”.
Agrega Wikipedia que en Chile este sistema fue diseñado, entre otros, por Jaime Guzmán a pedido del General Pinochet.
En la página de Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_binominal se pueden encontrar las críticas usuales y conocidas de la mayoría, más una serie de ejemplos acerca de su funcionamiento.
Pero, más allá de las cifras y tablas que intentan explicar este rebuscado mecanismo, está la verdadera motivación y la oscura inspiración de quienes lo diseñaron y de quienes solicitaron su diseño e implementación.
Este sistema amenaza directamente el principio de representatividad democrática, pues en lugar de tratar de representar genuinamente las preferencias electorales de los ciudadanos, trata de distribuir los cargos electivos entre las dos coaliciones más grandes. Asegura de este modo, la reproducción del poder en manos de las dos mayores fuerzas políticas y cancela la posibilidad de surgimiento de actores políticos nuevos. Lo central, en consecuencia, ya no es el respaldo popular reflejado en el voto, sino la inclusión en alguna lista o acuerdo.
Para continuar con nuestro análisis recurriremos directamente a los defensores del binominal, considerando una versión escrita del comentario presentado por Eugenio Guzmán( Libertad y Desarrollo ) en el seminario "Sistemas electorales alternativos", organizado por el Centro de Estudios Públicos el 16 de noviembre de 1992.
En su comentario Guzmán plantea dos hipótesis fundamentales :
En primer lugar, que el sistema binominal, a diferencia de los sistemas proporcionales, incentiva la negociación, penalizando fuertemente a los partidos políticos que no morigeran sus posturas ideológicas y sus intereses de cuotas de poder.
En segundo lugar, que la fórmula binominal introduce un elemento moderador en las plataformas políticas, pues, siendo dos los escaños que se disputan en cada distrito, los bloques tienden a adoptar posiciones mesuradas, las que concentran a la vez la mayor cantidad de votantes.
La óptica y el contexto argumental de esta visión acerca del sistema binominal es el concepto de "Mercado Político", en el cual se realiza el "intercambio" de concesiones.
Los actores de este juego son las grandes coaliciones político-estructurales que tratan de obtener un equilibrio "optimal".
En términos de sus defensores "...Las anteriores consideraciones nos permiten concluir, intuitivamente al menos, que el sistema electoral juega un rol fundamental en la generación de incentivos para la cooperación. O, dicho de otra forma, para inducir a los agentes en competencia a cooperar entre sí, penalizando a aquellos sectores incapaces de llegar a acuerdos que reflejen efectivamente las preferencias globales del electorado. Todo esto, por cierto, en un contexto altamente complejo, dada la escasez de información y la inestabilidad del proceso de provisión de bienes públicos.Este es el contexto, por consiguiente, en el que deberíamos centrar el análisis sobre las ventajas y desventajas de un sistema electoral... "
La Voluntad del Pueblo, único depositario legítimo posible de cualquier Soberanía, está completamente ausente de este marco. Los defensores del sistema binominal, y de seguro sus creadores, hacen lisa y llanamente abstracción de la voluntad e interés de la mayoría y de sus cauces de expresión. La política para ellos es una dimensión más o simplemente un aspecto de la economía. No hay dimensión sociológica, antropológica y mucho menos histórica. Solamente una serie de mecanismos estáticos que deben arrojar como resultado el triunfo de los consensos, que no es otra cosa que la imposición del "statu quo", soportado por una minoría "usurpadora" de la opinión y la voluntad públicas.
Como lo señalaba acertadamente el sociólogo francés Pierre Bordieu (1930-2002) (en su artículo “La esencia del Neoliberalismo” publicado en Le Monde Diplomatique en 1998), un discurso intelectualmente miserable que trata de revestirse de un formalismo sumamente rebuscado para hacerse pasar por verdad científica.
Si continuamos hurgando en la linea argumentativa de L&D, enconramos otro párrfo digno de comentarios.
"...De lo anterior, por tanto, debe quedar claro que cuán proporcional o mayoritario sea un sistema es algo que escapa a la discusión sobre cuán democrático es o no un sistema.El carácter democrático debe buscarse en las garantías y derechos queprovee el sistema político y no en el procedimiento de decisión y representación.".
Por lo visto para los teóricos, de L&D, las elecciones no tienen absolutamente nada que ver con la democracia. En consecuencia y dado que en sus orígenes semánticos democracia significa literalmente el Gobierno del Pueblo, podemos inferir que en opinión de los teóricos de la ultraderecha chilena, el Pueblo (que es el que expresa explícitamente su voluntad en las elecciones) no tiene nada que ver con la democracia.
No hay nada valórico en lo que respecta a los mecanismos eleccionarios. Los procedimientos de decisión y representación son pura y simplemente asuntos "técnicos" que deben, por consiguiente, ser valorados técnicamente.
Muy consistente con la existencia de una democracia formal y formalística, el carácter democrático viene dado completamente por las condiciones iniciales, por lo demás architriviales, de un estado de derecho más o menos decente.
Esto es lo que los creadores y los apologistas de este sistema, o mejor dicho, de este rebuscado mecanismo electorero, han buscado y han conseguido: un "alambique" procedural que permite suplantar la voluntad de la mayoría expresada en las urnas por una grosera manipulación que conduce a que las decisiones cardinales no pasen de ser acuerdos de pasillo. El Pueblo deja de ser el soberano para ser el esclavo de los consensos entre sus “amos” de la clase política dirigente, que llama "gobernabilidad" al equilibrio forzado (por el mecanismo electoral de marras) de sus propios intereses.
El núcleo fraudulento de este mecanismo es la llamada “convergencia” hacia posiciones “moderadas”. En palabras de Eugenio Guzmán:
“...Uno de los rasgos característicos del sistema binominal es que hace que los bloques en disputa se orienten hacia posiciones medianas del electorado.
Es decir, cada bloque se mueve hacia su oponente ideológico, de manera que los bloques en disputa tienden a converger. Tal convergencia se debe a que cada partido sabe que las posiciones extremas de su propio espectro, por definición, lo prefieren a su oponente, ya que están más próximas a ellos que del partido opositor.
Los votantes más radicales u ortodoxos se ven forzados a votar por el partido o bloque más cercano a su posición, no importa cuanto se alejen las políticas propuestas por éste de su ideal de gobierno."
El hecho de forzar una "representación" de las preferencias de los votantes es una violación grosera del principio del voto individual y de su representacion unívoca. El objetivo expreso de sus creadores y defensores es convertir la decisión de los electores en una especie de "Caja Negra" a partir de la cual la expresión de la voluntad ciudadana en las urnas es completamente anulada y reemplazada por los consensos de la clase política.
El sistema binominal no es solo la exclusión de los sectores electorales minoritarios o "extremistas". Es principalmente la exclusión de la voluntad popular del campo de las decisiones políticas.
Continuando con las opiniones de L&D…
"...En la medida en que ambos partidos aplican dicha estrategia en un esfuerzo por atraer a los votantes moderados —aquellos cuyas posiciones se ubican entre ambos partidos—, sus posturas políticas se vuelven más y más mesuradas y menos radicales.
La ventaja de orientarse hacia posiciones más moderadas (representadas por el punto medio de la distribución [mediana] de posiciones ideológicas) radica en que, dada la forma de la distribución, cada vez que un partido se mueve hacia el centro (mediana en este caso), dentro del eje izquierda-derecha, logra captar una mayor proporción de votantes."
Otro de los objetivos fundamentales que persigue la ultraderecha con el mecanismo binominal es la preservación del statu quo. En virtud de la necesidad de los consensos, la clase política que se reparte el poder de manera simétrica, converge necesariamente hacia un equilibrio de intereses corporativos que nada tiene que ver con el interés de los ciudadanos.
Las grandes coaliciones partidarias tienden de este modo a comportarse como verdaderos "consorcios" en el "mercado político", donde, como es de esperar, los únicos perjudicados son los "consumidores", es decir los electores. Cualquier posibilidad de cambios importantes (ni hablar de los fundamentales) es prácticamente imposible.
En otro de los párrafos del artículo de Eugenio Guzmán se lee:
“El sistema binominal hace que los partidos tiendan a agruparse en grandes bloques, independientemente que estemos o no en presencia de un sistema multipartidista. Dado que son dos los escaños en disputa (por distrito), los partidos que insisten en posiciones extremas tienden a quedar fuera..."
"...Dado que en un sistema binominal se privilegian las grandes mayorías, los partidos tenderán rápidamente a unirse y fusionarse en alianzas para conseguir umbrales de votación mayores de los que individualmente captarían. Ello lleva a los partidos a emprender negociaciones que pasan por la moderación de las posiciones..."
Lo que Guzmán prefigura son las condiciones de consolidación y estabilidad de las clases dominantes. Las "mayorias" que tanto le preocupan no son, por supuesto, las mayorías populares. Él se refiere a la mayoría dentro de la clase política, conformada homogénea y artificialmente gracias al mecanismo binominal. En este contexto cualquier tendencia "centrífuga" se anula automáticamente, primando el equilibrio de poderes entre los usurpadores de la Soberanía del Pueblo.
La historia nos ha enseñado cuan peligrosas pueden tornarse para las clases dominantes, sus propias tensiones internas. El mecanismo binominal, por lo visto, está pensado como un buen antídoto para esto...tiende a atenuar la intensidad y el alcance de las disensiones.
Manipulación estratégica de las preferencias
La teoría de Elección Social es una disciplina que trata sobre la toma de decisiones colectivas en base a las preferencias individuales de los miembros de la sociedad.
Aparte de la cuestión central acerca de encontrar una manera apropiada de representar la multiplicidad de preferencias con un resultado único( el resultado de una elección , por ejemplo), existe un problema no menos importante que se refiere a la posibilidad de manipular estratégicamente la expresión de las preferencias por parte de un individuo o un grupo de ellos, de modo tal que ocultando o deformando sus verdaderas preferencias, se obtenga un resultado general favorable a sus posiciones.
Volviendo a las opiniones de L&D, representadas por Eugenio Guzmán, se destaca respecto a este punto el siguiente párrafo:
"...Como consecuencia de este proceso permanente de fusión y negociación los gustos y preferencias de los votantes llegan a ser relativamente homogéneos en el largo plazo. El efecto opuesto sucede en un sistema de representación proporcional...".
Tal como se desprende de este breve párrafo, el sistema electoral binominal es la puesta en práctica desvergonzada y cínica de un modelo teórico de manipulación estratégica de las preferencias de los millones de votantes chilenos, que contribuyen con su sufragio a su propia domesticación en el largo plazo para aceptar como absolutamente natural la renuncia voluntaria a la expresión sincera y abierta de sus propias preferencias y de su voluntad política.
En este caso, por supuesto que los beneficiados de la manipulación no son los ciudadanos mismos, sino aquellos que profitan del mecanismo binominal: la llamada “clase política chilena”, conformada por los diseñadores del binominalismo(la ultraderecha) y por los que se sienten muy cómodos con él(la centroderecha concertacionista).
El sistema binominal chileno constituye un auténtico fraude pre-electoral que se consuma cada vez que se realizan elecciones parlamentarias en las que, lejos de obtener la representación de la voluntad soberana del pueblo, se obtiene el reultado de los acuerdos al interior de las coaliciones y de los acuerdos entre las coaliciones.
La “estabilidad institucional” y la “gobernabilidad” no son sino eufemismos para designar el disfrute permanente del poder y sus privilegios que se reparten y comparten los pinochetistas declarados (agrupados en la Alianza por Chile) y los pinochetistas “vergonzantes” (agrupados en la Concertación).
El sistema binominal y el contexto electorero
A pesar de los innumerables “simulacros” de rechazo a la “exclusión” del PC y partidos afines, por parte de la Concertación, lo que se verifica hasta el día de hoy es la nula voluntad política por deshacerse del marco institucional impuesto por la dictadura.
Muy por el contrario, los gobiernos concertacionistas han contribuido a la legitimación de hecho del legajo constitucional de la tiranía, llegando a confirmar, de puño y letra del “tartufo mayor”(1), el compromiso con el legado institucional de pinochet.
Este año 2008 se realizarán las elecciones municipales que, aunque no están sujetas al mecanismo binominal, representarán un anticipo de las tendencias “fabricadas” por las coaliciones en el poder.
El debilitamiento de la Concertación durante la administración Bachelet y las fisuras y tendencias “centrifugas” en el conglomerado de centroderecha, hacen ilusionarse con el poder a la ultraderecha, cuyo candidato, Sebastián Piñera, aparece como el “político con más futuro” en las últimas encuestas.
También hacen ilusionarse con la “aceptación” o “inclusión” en el sistema al PC y a los partidos y movimientos en su órbita.
En los últimos días el salón de Honor de la Universidad Diego Portales contó con la notable presencia de los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Aviación con motivo de la presentación del libro “Después de la Quimera”, uno de cuyos autores es Ernesto Ottone, amigo íntimo de Ricardo Lagos y ex asesor suyo.
La llegada de Lagos al recinto habría suscitado el aplauso de los presentes, incluyendo a las militares, según un artículo publicado en Rebelión por Jaime Escobar el 15 de agosto 2008. El hecho, tal como señala Escobar en Rebelión, podría resultar meramente anecdótico a no ser por el contexto eleccionario en el que acontece y donde precisamente Lagos aparece como el potencial candidato mejor posicionado de la Concertación, por lo menos en las encuestas.
A nadie podrían caberle dudas acerca del compromiso de Lagos con el diseño pinochetista-oligárquico para el país. Lo que sí inquieta son las declaraciones de Guillermo Tellier, actual presidente del Partido Comunista en Radio Nuevo Mundo hace algunos días. En un programa matinal reafirmaba su compromiso absoluto con la Concertación, en el sentido de que tal como había ocurrido con la elección de Lagos en 2000 y con la elección de Bachelet en 2004, la coalición centroderechista podría contar con los votos del Partido Comunista en la justa electoral de 2009, frente a la ultraderecha.
Una reflexión y una pregunta se imponen: ¿hasta qué punto el Partido Comunista y sus movimientos y partidos afines se encuentran domesticados por el binominalismo?.
El “cheque en blanco” que Tellier ofrece a una “desdibujada” Concertación en el marco electoral de este año y el próximo, con sus declaraciones y con el famoso “pacto por omisión”, hacen suponer que la lógica de la centroizquierda ha cedido ante la “realpolitik” binominal. Lo más importante no es la voluntad soberana de las mayorías sino los acuerdos a los que se puede llegar con los “secuestradores” de la verdadera representación democrática.
El reforzamiento electoral del binominalismo solo contribuye a la legitimación del diseño país forjado por los 17 años de dictadura y conservado celosamente por las cuatro administraciones concertacionistas.
El modelo de una “democracia de notables”, que prescinde de o distorsiona groseramente la genuina voluntad de las mayorías no es un modelo democrático y contradice flagrantemente los principios fundadores de la libertad y de la independencia en nuestro país y en nuestro continente. Es la fuente de la corrupción creciente en el cuerpo político de la nación y será la causa principal de la ruina de las generaciones futuras.
Solo generando una Constitución legítima a partir de una asamblea Constituyente elegida por sufragio universal y proporcional se puede avanzar hacia la construcción de una sociedad verdaderamente democrática.
¡¡Por una Democracia Limpia para Chile.
Yo voto por ti, yo voto por mi….yo NO voto!!
Cristian Meneses Torres
(1) Tartufo, célebre personaje de la obra de Moliere, ha servido para ilustrar en política a los personajes notorios por su ambigüedad, impostura y doblez.
lunes, 18 de agosto de 2008
¿HASTA QUE PUNTO EL PARTIDO COMUNISTA SE DOMESTICÓ POR LA CONCERTACIÓN Y EL BINOMALISMO?
Publicado por nancho en 12:18
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