Por: Helena Escoda
Fuente: www.kaosenlared.net (22.08.08.08)
Aunque existe una genealogía sobre el pensamiento feminista que se remonta a la Edad Media, debemos situarnos al principio de la Edad Contemporánea para conocer las raíces del movimiento feminista reivindicativo y organizado, un movimiento importantísimo que transformó las sociedades europeas y norteamericanas.
Las primeras manifestaciones feministas estallan en el contexto de quiebra del Antiguo Régimen. El proceso político y social que se inició con la Revolución Francesa de 1789, fue continuado por un ciclo de olas revolucionarias que llegaran a su plenitud en 1848, momento llamado primavera de los pueblos. Estas revoluciones burguesas reivindicaban los derechos políticos del individuo. Sin embargo, estos momentos de plenitud, quedarían marcados para siempre como experiencias desiguales entre hombre y mujer.
En 1789, en el contexto de la Revolución Francesa, se redactó, en Paris, la primera Declaración de los Derechos del Hombre. En esta se destacaba que los hombres nacen libres e iguales en derechos. En 1791 Olimpia de Gouges redactó la primera Declaración de los Derechos de la mujer y de la Ciudadana (1971), el primer manifiesto feminista de la Historia, en el cual anunciaba que "la mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos".
La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de Olimpia de Gouges era un calco del Contrato Social de Rosseau y de la Declaración de Derechos del Hombre. En esta denunciaba que la Revolución había negado el reconocimiento de sus derechos políticos a las mujeres. Uno de los aspectos más notables fue el reconocimiento de la personalidad política de las mujeres como parte integrante del pueblo soberano y por lo tanto su derecho a voto, lo cual generaría una rama importantísima en la Historia de las mujeres: el sufragismo. Olimpia exigió el derecho a la libertad, a la propiedad, a poder acceder a cargos públicos y al reconocimiento de un contrato social entre hombres y mujeres que igualara los derechos entre cónyuges, hijos legítimos e ilegítimos y rechazara la doble moral sexual.
Veamos un fragmento de las palabras de Olimpia: "Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nación, piden ser constituidas en asamblea nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de las desgracias publicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una solemne declaración los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer (...)"
Pese a la vocación universalista de la Revolución Francesa, en ella, las mujeres fueron totalmente privadas de sus derechos fundamentales. La misma Declaración de Derechos del Hombre de 1789 negó a las mujeres el ejercicio de ciudadanía. La radicalización del jacobinismo persiguió todas las actividades políticas independientes, razón por la cual Olimpia fue encarcelada y los clubes feministas clausurados y sus activistas reprimidas brutalmente. Finalmente, Olimpia fue guillotinada en 1793. Tras la consolidación del Imperio, el Código Napoleónico de 1804 negó a las mujeres sus derechos civiles creando una legislación que las discriminó, reduciéndolas al hogar como su único ámbito de actuación.
Fotografía de Olimpia de Gouges, autora teatral y activista revolucionaria, la cual fue guillotinada por los mismos revolucionarios franceses, por ser activista feminista.
Pese el trágico final de Olimpia, su legado no quedó como si nada. En las olas revolucionarias de 1848, se formaron grupos armados de mujeres dispuestas a luchar por sus derechos políticos, mejora de las condiciones laborales, legalización del divorcio y el acceso a la educación. Se trata de las revolucionarias Vesubianas. En la Comuna de París, un siglo después del manifiesto de O. De Gouges, tomó lugar la primera conciliación entre los intereses de la clase obrera global incluyendo los derechos de la mujer. La activista más notoria que participó en la Comuna fue la conocida Virgen Roja, Louisa Michel.
En Gran Bretaña las feministas tuvieron un nivel de lucha tan relevante como las francesas. Su punto de partida se sitúa en una contemporánea de Olimpia: Mary Wollstonecraft. Su obra Vindicación de los Derechos de la Mujer de 1792 es un texto fundamental en la Historia del Feminismo anglosajón. Partiendo de las ideas del igualitarismo inglés del siglo XVIII, Mary señaló un paralelismo entre la tiranía ejercida por el monarca sobre el pueblo y la tiranía ejercida por el marido en el hogar. Negó que las mujeres fueran inferiores a los hombres en capacidad intelectual y atribuyó la ignorancia de las mujeres a una estrategia diseñada por los hombres para mantener su hegemonía. Según Mary, había sido el predominio masculino en el orden social lo que había impedido a las mujeres expresar sus virtudes intelectuales libremente. El rol de las mujeres sólo se limitaba al hogar lo cual impedía el desarrollo de una personalidad intelectual individual. El acceso a la educación era esencial para situar en iguales condiciones hombres y mujeres, y formar a las últimas para que pudieran conseguir su autonomía económica.
Mary Wollstonecraft fue una figura clave en el feminismo radical ubicado en el contexto histórico de finales del s.XVIII y principios del s.XIX, aunque no dio una especial importancia al sufragismo y su figura fue mediatizada por su condición de burguesa. Fue ridiculizada y objeto de burlas múltiples como el resto de activistas de su siglo, se le llamó burlescamente la hiena con faldas.
Veamos un fragmento de las palabras de Wollstonecraft: "Si la mujer es capaz de comportarse como un ser racional, no hay porqué tratarla como una esclava, o como una bestia que depende de la inteligencia del hombre cuando se une a él."
A finales del siglo XIX, la reivindicación del derecho a voto fue la principal reivindicación de las mujeres. Este movimiento se conoce como sufragismo. Las sufragistas centraban grandes esfuerzos en esta reivindicación porqué con el voto podrían participar en la elaboración de leyes, de esta manera conseguir la igualdad jurídica entre hombres y mujeres. Un folleto sufragista inglés recogió los argumentos de Olimpia de Gouges "Las mujeres hemos de obedecer las leyes igual que los hombres y por lo tanto hemos de tener voz para decidir su elaboración".
Una de las primeras medidas conseguidas por el movimiento sufragista británico fue el Acta de Reforma de 1868, que permitió que las mujeres propietarias ejercieran el derecho a voto, aunque sólo en elecciones municipales, pero las mujeres casadas quedaron excluidas porqué dependían de sus esposos. En 1882, el Acta de Propiedad de la Mujer Casada mejoró la situación de estas ya que reconocía el derecho a disponer libremente de sus bienes e ingresos, aunque sin permitirles el voto.
En los Estados Unidos los movimientos feministas estuvieron influidos por los europeos, especialmente del británico y del francés. La gran diferencia entre Europa y América es que la movilización norteamericana partió de las desigualdades establecidas por el sistema político-liberal. El feminismo norteamericano emergió en una realidad supuestamente democrática, pero que excluía a mujeres, esclavos y esclavas, siendo estas últimas, víctimas de una doble discriminación. Por esta razón los movimientos feministas estuvieron vinculados a los movimientos sociales como el abolicionismo, el cual se convirtió en una plataforma de concienciación y aprendizaje para estrategias posteriores de lucha política para conseguir derechos para las mujeres. Aunque antes del desarrollo político del movimiento antiesclavista, la mujer estadounidense tenía conciencia de su situación, estas analogías con los esclavos les ayudaron a desarrollar un discurso específico sobre la situación femenina. El abolicionismo desarrolló una percepción política de la opresión femenina, lo cual fomentó una organización colectiva que contribuyó al desarrollo del feminismo como movimiento político.
Aunque en Estados Unidos la mayoría de las mujeres tenían vetado el derecho a la educación, el analfabetismo femenino estaba casi erradicado porqué las prácticas religiosas protestantes promovían la lectura libre de los textos bíblicos. En 1848, el mismo año que Kart Marx redactó el Manifiesto Comunista, se redactó la Declaración de Seneca Falls. Aunque este último haya sido objeto de amnesia histórica, ambos son textos fundamentales en el desarrollo de la Historia Social y Política.
La Declaración de Seneca Falls, a diferencia de los textos de Olimpia y Mary, es el primer manifiesto feminista redactado por un colectivo de mujeres reunidas en un congreso. Manifiesta un alto grado de concienciación feminista, formulando una denuncia de las vejaciones ejercidas por el hombre respecto a la mujer. Reivindicó la igualdad entre hombre y mujer, subrayando que el hombre imponía vulnerando los derechos de la mujer, exigía la igualdad de salarios y de opciones laborales, el derecho a la libertad, a la propiedad y a la participación política, el acceso a la educación, la igualdad en el matrimonio, la abolición de la doble moral sexual, y por último, la eliminación de la supremacía masculina. Además anticipó reivindicaciones que se generalizaron en la década de los años setenta del siglo XX, en la segunda gran oleada de reivindicaciones feministas de la Historia.
La Declaración de Seneca Falls estaba inspirada en la Declaración de Independencia Norteamericana las feministas integraron el sufragio femenino con el sufragio negro, táctica que las alejaría de los abolicionistas, para hacer hincapié a un activismo autónomo.
Veamos un fragmento de la Declaración de Seneca Falls: "El hombre ha usurpado incluso las prerrogativas del mismo Jehová, al pretender que tiene derecho a asignar a la mujer un campo de la educación, cuando en realidad esto es privativo de su consciencia y de su Dios".
Todas ellas se enfrentaron a lo imposible, fueron mártires que trabajaron por un mundo que no vieron, sin embargo su trabajo no fue en vano, hace un siglo era impensable que en cualquier país el número de mujeres universitarias superaría el número de hombres, ahora esto es una realidad. En países como Alemania y Chile una mujer ha llegado al frente de sus respectivos gobiernos, y en países de profunda tradición machista como España, una mujer ha llegado a la vicepresidencia del gobierno. Todo esto era impensable hace menos de un siglo, un período de tiempo relativamente breve. El ejemplo de las luchas de estas mujeres para conseguir sus derechos nos sirve para no desanimarnos, no las pararon ni las burlas ni la represión. Gracias a ellas, hoy, hemos conocido un mundo más justo. Cualquier lucha es viable y provechosa si es por una causa justa, nadie puede decirnos que nunca conseguiremos nuestro sueño, nuestros esfuerzos valdrán la pena, el tiempo nos dará la razón.
viernes, 22 de agosto de 2008
HISTORIA DE LAS MUJERES
Publicado por nancho en 5:00
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