Por: Tito Alvarado (Canadá)
Fuente: www.piensachile.com (23.08.08)
Basta leer algunas frases de los connotados del poder, estén en el gobierno, en la oposición, en los negocios, en las alturas o en los bajos fondos para apreciar desde qué ángulo ven ellos, en su aureola de gente que sabe (eso creen), de gente que da ejemplo (eso piensan), de gente influyente (de eso se vanaglorian).
Un análisis somero nos permite entender que lo suyo es pura realidad virtual, puro cuento, pura megalomanía. Si nos detenemos en sus hechos podemos concordar en que lo menos a decir de ellos es que no son muy coherentes y lo más es que no tienen ética.
La más de las veces su conducta está dictada por la arrogancia, la sordera, la ceguera, el desprecio por los demás. Pobre gente, no saben que han de morir un día y con ello, seguramente, mueren sus sueños y la pesadilla de sus actos. Son prisioneros de su ego. Ellos, la peste, los que se creen el cuento de que tienen siempre la razón de su lado, confunden fuerza con razón.
Leer las noticias, ver los estragos de sus actos, escuchar su pobre argumentación o los exabruptos de sus no razones, que en realidad son descalificativos hacia el otro, que ellos desprecian, da nausea.
La senadora Soledad Alvear, es toda una catedrática en esto. Luego de que una ministra se ganara un jarro de agua en un concurso de civilidad, sostuvo “que el acto de la joven de 14 años, quien no se ha mostrado arrepentida" es preocupante porque el respeto a las autoridades es lo único que garantiza y asegura la gobernabilidad en el país. Por eso mi más drástico repudio a esa actitud que no lleva a nada". (La Nación, 14 de julio de 2008).
Esto me recuerda a un energúmeno despreciable que cierta vez dijo: después de mi, el caos. Lo de ella es pasar por el agua sin mojarse, es decir no llama las cosas por su nombre, el jarrazo de agua lo califica de acto de la joven de 14 años, lo más grueso que se atreve a decir es que es preocupante. Acto seguido recurre a La Biblia: el respeto a las autoridades, manifestado en temor hacia ellas. Seguramente no tiene idea que tarde o temprano un tal respeto se esfuma, como el que se le profesó en su tiempo al dictador y su ejército de asesinos. Pobre argumento que la descalifica como senadora, hablo en el supuesto caso de que estuviéramos hablando de un país normal, con democracia y autoridades respetadas por ser estas, respetables.
Esto de que el respeto a las autoridades es lo único que garantiza y asegura la gobernabilidad, demuestra ante qué espécimen de cerebro humano estamos. Primero que nada en democracia el respeto a las autoridades se gana todos los días con hechos loables de parte de estas, pero cuando a diario vemos que en un país con recursos, la gente hace malabares para llegar a fin de mes, pues los sueldos miserables de los trabajadores no alcanzan para vivir con dignidad; cuando enormes recursos financieros del país se invierten en bancos del extranjero, como si en Chile no hubiera capacidad de hacer trabajar ese dinero; cuando en un país sus recursos mineros y otros son entregados en explotación a compañías transnacionales, sin que esto signifique un real aporte al país, en fin, esas autoridades, que en teoría fueron elegidas por ofrecer algo distinto y resulta que son la continuidad de la continuidad, entonces no son respetables. Y no es un jarro de agua el hecho que marca la falta de respeto, es la propia conducta de unas autoridades sin las luces de la razón, sin la mística de trabajar por el país, la que se falta el respeto a si misma.
Para colmo esta señora honorable por título de nobleza ya en el tacho de la historia, no sabe que garantizar y asegurar en esencia significan lo mismo. Quizá sea una muestra de inseguridad o pretende ser un truco de comunicación, si es lo primero se reafirma diciendo dos verbos de igual significado, si es lo segundo pudiera significar que nos toma por tontos a los cuales hay que atosigar con repeticiones que al final algo queda, dijo uno que sabía todos los trucos.
Su conclusión es de antología de frases para el bronce que dicen los que se tienen por grandes. Ha dicho, de manera indirecta, que es el respeto la garantía de gobernabilidad. Luego nos dice que ella repudia eso no respeto, que no conduce a nada. Para ella el sometimiento por medio del temor, el miedo en realidad, es la única forma de gobernar un país, entonces un irrespeto es un acto contra la gobernabilidad (la de ellos por supuesto). Este acto de no respeto a la autoridad (no respetable por sus actos sino que respetable por el temor) no lleva a nada. Seguramente ella cree que las autoridades (sean estas elegidas, designadas, por dinero, por uniforme o por armamento) son el todo y el resto, los que estamos abajo, los que dependemos de un salario, los que creemos que otro Chile es posible, los que soñamos, los que luchamos por un país distinto, no somos nada.
Para no verle todo malo le concedo el mérito de la duda, quizá ella no sepa que el final de esa frase en una contradicción, ¿si un acto no lleva a nada, a qué preocuparse? Quizá no se haya dado cuenta que se condena algo por que significa algo. Quizá no sepa que si se respeta la autoridad, en los términos en que ella ve el respeto, esto es gobernabilidad, si no se respeta no puede no llevar a nada, lógicamente debiera ser lo contrario de gobernabilidad. Es esto lo que ella teme, pero como su arte es nunca decir y decir diciendo otra cosa, no puede señalarnos su temor. Temor infundado digo yo, pues un jarrazo de agua no puede conducir al país a la no gobernabilidad, lo que lo conduce hacia ese extremo es la postergación a las soluciones que la gente espera y merece.
Lo que demuestra ese jarrazo de agua es que las razones para revelarse están ahí, en las miles y miles de postergaciones, en los problemas solucionables que no se solucionan, el jarrazo marca el tiempo en que se pierde el miedo. Es esta perdida del miedo a expresar, como sea, su descontento el que ha de conducirnos hacia otro país, el que queremos. Algunos creen que esto pasa por elecciones, olvidándose que hay un 70% de jóvenes en edad de votar que no se han inscrito, por lo tanto su participación no se dará en las urnas sino en la calle.
La presidenta de la república en tanto, cuestionó el hecho argumentando “que no le parece positivo, no me parece que le haga bien a la democracia, a nuestro país, que en los espacios de diálogo puedan haber actitudes agresivas como ésta"(La Nación 15/07/08).
Pobrecita, me asusta con el cuco del respeto a la democracia, como si lo que hay en Chile fuera en verdad democracia. Uno para la concertación, uno para la alianza por Estados Unidos (que los de la más derecha piensan en inglés). Y los problemas ahí esperando las Calendas griegas. Para colmo habla de espacios de diálogo, que no hay en ninguna parte, Que digan lo contrario los mapuches, los deudores habitacionales, los estudiantes, los trabajadores temporeros, los subcontratados, los salmoneros, los forestales, etc., etc.
Cristián Cuevas, el líder de los trabajadores subcontratados del cobre, respondió un cuestionario para La Nación (lamentablemente no tengo la fecha), entre las muchas cosas interesantes, con las cuales no puedo estar en contra, respondió una que refleja como ve a las “autoridades”. La pregunta tenía relación con el lío que se presentó en Estación Central, pues la DC no quiso dejar de ser lo que es. Esta es su respuesta y revela algo que no funciona: “Hay que insistir en toda posibilidad que sirva para ampliar el pacto por omisión que permita derrotar a la derecha, tanto en Estación Central como en otras comunas. El objetivo debe ser ganarle a la derecha, hay que seguir conversando, hay que hacer un esfuerzo. Esta es una oportunidad de arrebatarle a la derecha más comunas, y una de ellas es Estación Central.”
En buen romance, la derecha es la otra, la que no está en el gobierno, pero que tiene casi la mitad de los diputados, la que está en la concertación no es la derecha, por más que gobierne para ella y para el imperio y para los militares y en contra del pueblo de Chile. Entonces una izquierda que se alíe con está no derecha, que no es izquierda, capaz que la izquierdice (a la concertación ) y así ganamos todos. Hermosa forma de confundir los deseos con la realidad.
Homenaje a la mala memoria
Tomado del artículo de Miguel Fauré, publicado en Rebelión
“Ni Alicia podría encontrar mejor maravilla del capital: ¡Paraíso fiscal y un pueblo de rodillas!”
Sub(Verso), ¿A Cuánto?
“Quienes pretenden mostrarse como progresistas o de centro-izquierda al interior de la Concertación, lo único que hacen hoy es ‘prestarle plata’ a esta hegemonía neoliberal imperante”
Juan Andrés Lagos , dirigente PC (El Siglo, julio de 2005)
“En la elección de alcaldes se va a producir el chantaje de que hay que votar por la Concertación para evitar que llegue la derecha, pero insisto: ¡la Concertación es de derecha!”
Efrén Osorio , ex presidente PH (El Siglo, agosto de 2004)
“Yo no le creo nada a la Concertación, ya que está totalmente comprometida con el modelo neoliberal (…) confunde cuando tú intentas modificar el modelo con aquellos que crean ese mismo modelo”
Tomás Hirsch , ex candidato presidencial (El Rebelde, junio de 2006)
lunes, 25 de agosto de 2008
LA NAUSEA
Publicado por nancho en 5:14
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