domingo, 2 de diciembre de 2007

DANZAN (DO) CON LOBOS

Por Juan Varela Reyes
Fuente: Correo Semanal (Diciembre 2 de 2007)

“Aquí todo son medias palabras, confusas sombras nada más” (Boris Pasternak)

Cuando se asume el desafío de escribir sobre lo que se ve, sobre lo que uno siente en esta realidad que nos toca vivir hay dos criterios que deben estar más o menos claros si es que en verdad aspiramos a ser testigos, con algo de fidelidad, de los sin sentidos sociales que se dibujan en nuestro paisaje. Uno de ellos es entrar derechamente en la situación sin ningún permiso, asumiendo que a más de alguno le pude incomodar, se puede sentir tocado en sus voluntades y convicciones; hacer ese ejercicio sin solicitar ninguna visa para abordar esos claros y oscuros a alguien le puede molestar, pero se trata justamente de eso, de molestar, de incomodar y discutir sobre las distintas miradas que tenemos de aquello que está dado, como mirada única de nuestros aconteceres y quehaceres. El otro, y muy relacionado con el anterior criterio, tiene que ver con asumir que muchas veces nadamos contra la corriente; el nado a favor del curso de las aguas es algo fácil, de alguna manera es así como hemos aprendido a nadar, hacerlo en sentido contrario siempre será más difícil y habrá que poner mucho mayor esfuerzo en esa tarea.

Lo anterior sirve al propósito de hacer una pequeña reflexión sobre uno de aquellos ritos sociales y comunicacionales al que nos ha ido acostumbrando la dominación cultural, ideológica enseñoreada en nuestra sociedad y tiene que ver con esa extraña mezcla de “solidaridad”, mediocridad comunicativa, la construcción forzada de emociones, con esa apelación barata a una supuesta igualdad que rondaría en todos los rincones del país durante veinte y tantas “horas de amor” que tan rebuscadamente se buscan.

Hay una verdad en todo esto que si es cierta: hay miles de personas que en este país la pasan mal, miles de chilenos socialmente lisiados y socialmente limitados. En esta danza con los lobos y durante un día son los mismos de siempre los que ponen todo: durante un día se visibiliza una pequeña parte de las limitaciones de millones, durante un día se produce la danza de millones que, para variar, se ostentan, se muestran, se exhiben por parte de aquellos que siguen ganando… mientras las luces se encargan de ocultar el verdadero sin sentido que significa que unos pocos hagan solidaridad con los recursos de otros, paradojalmente de aquellos mismos que siguen limitados por no tener recursos.

En un mismo día los lobos se encargan de abrazarse con sus víctimas y con la apelación a un chauvinismo barato todo queda oculto bajo el manto de esa supuesta igualdad. Nada se dice de los atropellos e injusticias, de las desigualdades e inequidades de un modelo que se encarga de hacer de todo un lugar y un momento para el lucro y la ganancia. Sin duda es un hecho que transforma en cosas, en objetos a las emociones; los sentimientos se reifican, se objetivizan y se transforman en nuevas mercancías que pueden ser exportadas más allá de nuestras fronteras y se venden y transan en el mercado como uno de los nuevos productos “estrella” que es capaz de producir este modelo y para ello tiene todas las ventajas comparativas: la hipocresía y el cinismo de sus administradores, el poder comunicacional de unos pocos, la ausencia de un proyecto significativo de hombre como contenido de una sociedad distinta.

Cual mago con su flauta la dominación hace correr tras de si a las limitaciones de muchos, a aquellos que no tienen voz y que por una vez se muestran más allá de los números y las frías estadísticas. La solidaridad significa, a nuestro entender, dar aquello que es preciado y no lo que sobra; y lo que sobra en este país es mediocridad, frivolidad, medias palabras y eso se entrega y se exhibe como solidaridad.

Pero también podemos reflexionar en el propósito oculto de toda esta faramalla mediática, que por un día nos enceguece. Si unos pocos tienen el control de todo, de los recursos financieros, económicos, nada más fácil, entonces, que mostrarles a los demás la capacidad que tienen de jugar con todo, con las emociones y los recursos, de mostrarse con una piel distinta al lobo que tienen dentro. Con ello se logra no tan sólo nublar la vista, sino también decir que aquellos son incapaces de hacer algo por sus propios medios que, por supuesto no tienen, lo cual genera y profundiza aquella limitación fundamental que se sigue reforzando: asumir la limitación social como una cuestión integral y no sólo de una parte de nuestro cuerpo, individual y colectivo.

Los caminos y las búsquedas que hacemos nos ponen frente a estas situaciones tan cargadas de simbolismo barato, de significados mentirosos y las salidas se tienden a dibujar con trazos distintos.

Nos queda por ahora el recurso de la palabra…

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