Por:Raymond J. Lawrence * (CounterPunch)
Fuente: Rebelion.org
Mucha gente en la comunidad cristiana se siente agraviada por el uso de Navidad por la cultura en general, y aún más atormentada por el uso de los temas navideños para propósitos que no considera congruentes con los valores cristianos. Como ministro cristiano (específicamente, episcopaliano) durante medio siglo, he escuchado este grito del corazón una y otra vez y nunca lo he considerado convincente.
Es casi seguro que la acción defensiva contra la usurpación secular o no-cristiana de Navidad sea infructuosa. Cualquiera que viaje en Asia, en especial en Japón y Taiwán, puede presenciar una adopción entusiasta de Navidad que se ubica aún más lejos del cristianismo. En países en los que los cristianos forman una pequeña fracción de la población muchos celebran Navidad, especialmente en Asia, sin tener ninguna idea de qué es lo que el cristianismo pueda representar para los cristianos. Ya que la cultura estadounidense domina actualmente la cultura del mundo no hay forma de extraer la exportación de la Navidad de la exportación de la cultura estadounidense en general.
Hay algunos excelentes motivos por los que los cristianos debieran renunciar a la lucha por restablecer la propiedad de la Navidad y dejar de resistir su así llamada secularización.
Ni la Navidad ni nada de lo que representa tuvieron su origen en el movimiento de Jesús o en la temprana Iglesia cristiana. No hay nada sobre Navidad en la Biblia, y las historias del nacimiento de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas – no consideradas históricas por los eruditos – no contienen nada que las vincule intrínsicamente con diciembre o enero. Tampoco los valores de Navidad son específicamente valores cristianos para comenzar.
La Navidad fue adoptada tarde por la cristiandad, hace unos trescientos años. Fue incorporada al cristianismo en el Siglo IV, tal como el consumo de pescado el día viernes fue incorporado durante la misma época. (Los romanos imperiales comían pescado los viernes para honrar a Venus, la diosa del amor, por ser el pescado el alimento del amor y del sexo.) El consumo de pescado los viernes fue simplemente adoptado por el cristianismo y recibió una justificación revisada, es decir que Jesús murió un viernes, así que hay que abstenerse de comer carne el viernes.
En la Roma imperial, la fiesta del 25 de diciembre en honor del Sol Invencible, Sol Invictus, iba acompañado por el intercambio de regalos, el corte de verduras, el encendido de velas, y festivales públicas en conmemoración de la nueva vida. El sol, después de todo, había girado en el cielo y salía antes y se ponía más tarde, después del solsticio de invierno. Roma el 25 de diciembre, antes del cristianismo, se parecía mucho a Nueva York el 25 de diciembre después del cristianismo.
En el siglo IV, la Iglesia cristiana, después de ser adoptada por el emperador Constantino pasó, de modo bastante repentino, de ser una minoría perseguida a ser la religión imperial oficial de Roma. La Iglesia, reaccionó importando las narrativas del nacimiento de Jesús de Mateo y Lucas a la fiesta de Sol Invictus y borró toda referencia a los dioses paganos. Podría argumentarse que los cristianos, con la autoridad de los emperadores romanos en su apoyo, robaron Navidad a la sociedad pagana. Ahora tal vez sea hora de devolvérsela.
El reformador protestante del Siglo XVII, Juan Calvino, padre del presbiterianismo de la Reforma Protestante, abolió por completo la Navidad en Ginebra. Trataba de eliminar los aditamentos de la última época de Constantino que habían distorsionado el contenido original del movimiento de Jesús. Protestantes de la época posterior decidieron que la Navidad era demasiado buena para abandonarla.
Navidad es una época maravillosa. El encendido de velas, la entrega de regalos (incluso el ‘intercambio de regalos’) y el recuerdo del resurgimiento del mundo natural, el sol y las plantas verdes, son actividades con las que cualquiera en cualquier religión puede deleitarse y reconfortarse. No precisa ser cristiano para hacerlo.
Los cristianos que intentan construir una cerca cristiana alrededor de Navidad, protegiéndola de la influencia secular y no-cristiana, dan realmente la impresión de ser tacaños y hostiles hacia el mundo no-cristiano.
Es hora de sacar a Cristo de Navidad, y de alentar a todo el mundo a celebrar la renovación del sol que da la vida (por lo menos en el hemisferio norte) mediante la luz de velas, el corte de follaje, la entrega de regalos, y para mostrar generosidad al prójimo, especialmente al necesitado. Ninguna de esas actividades exige que se sea cristiano, ni siquiera comprender algo del cristianismo.
Liberar la Navidad de las garras del cristianismo demostraría una generosidad de espíritu por parte de los cristianos que establecería un buen ejemplo en estos días de creciente antagonismo entre las diversas religiones del mundo.
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* Raymond J. Lawrence ha sido clérigo episcopaliano durante 46 años, Director recientemente pensionado de Atención Pastoral, Hospital Presbiteriano de Nueva York, y autor de numerosos artículos de opinión en periódicos en EE.UU., y autor del libro recientemente publicado “Sexual Liberation: The Scandal of Christendom” [Liberación sexual: el escándalo de la cristiandad] (Praeger).
martes, 18 de diciembre de 2007
SAQUEMOS A CRISTO DE LA NAVIDAD
Publicado por nancho en 3:42
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