viernes, 25 de julio de 2008

ELECCIONES MUNICIPALES EN PERSPECTIVA DE ACUMULACIÓN DE FUERZAS

Por: Guillermo Rodríguez Morales
Fuente: Diario “El siglo en huelga”, N° 27 (25.07.08)

Se nos vienen las elecciones municipales 2008 y el debate si participar o no en ellas se enciende. Está claro que, para los sectores progresistas y otros, que se plantean la posibilidad de reforma dentro del actual sistema político, participar en ellas más que una posibilidad es la única alternativa que tienen para acumular fuerzas y desarrollar sus proyectos.

Sin embargo, para quienes pretenden confrontar el sistema y cambiarlo radicalmente, en definitiva, para quienes pretenden desarrollar una estrategia de lucha por el poder, participar o no en las elecciones no es una decisión fácil.

En la coyuntura política actual, no son pocas las candidaturas que se levantan pretendiendo ser diferentes, acumular fuerzas, representar a los “ciudadanos” y en definitiva aparecer como candidaturas distintas, diferentes a las tradicionales de la clase política.

De otra parte, gran cantidad de personas que sufren los rigores del sistema, cansados de la clase política, se enfrentan a la única alternativa de apoyar “el mal menor”, vale decir, apoyar a cualquier candidato que no sea de la derecha o de la concertación.

A mi juicio, el participar o no de las elecciones no defi ne si una fuerza es más o menos revolucionaria . Como las armas, las elecciones son instrumentos para el desarrollo de una política, por tanto depende del proyecto que se levante y de la coyuntura concreta. Lenin participa de la Duma, así como Recabarren participa de las elecciones de Diputados y ambos lo hacen en la perspectiva de acumular fuerzas, de un proyecto revolucionario concreto, de aprovechar los espacios para agitar, hacer propaganda, ganar adhesión

Claramente las elecciones es el momento en que los dueños del poder buscan legitimidad para su dominación y al mismo tiempo dirimen sus cuotas de participación en el poder político.

Pero lejanos están los tiempos en que la izquierda revolucionaria discutía el tema del poder con el reformismo que entendía el poder mecánicamente, como un salchichón que se va tomando o alcanzando por tajadas o por espacios. La realidad actual es mucho más compleja que eso, con poderes que siendo de base económica se extienden como conglomerados que detentan control y poder político, social, militar, tecnológico, de medios de propaganda, y con un sequito de políticos, religiosos, profesionales, técnicos, etc. en sus nominas de pago.

Conviene a mi juicio, dar vuelta la pregunta: ¿Que gana un proyecto o fuerza política con alcanzar hoy, en el Chile concreto de hoy, una alcaldía o uno o un par de concejales?

Se puede argumentar, que desde una perspectiva global se logra visibilizar un proyecto. Se puede señalar que conquistando una alcaldía o concejalías se puede hacer una “gestión” diferente, en beneficio de la comunidad, de carácter más popular.

Desde el conocimiento que tengo en más de quince años trabajando desde dos municipios, tal premisa no es cierta.

Los Municipios en su gran mayoría dependen fi nancieramente del Estado y de los recursos adicionales que la asociación de municipalidades brinda a los más débiles económicamente, de modo tal que la gran mayoría de los recursos que “bajan” desde el Estado a los Municipios por diversos canales bajan claramente definidos acotados y en el marco de proyectos y programas controlados desde el estado central.

Claramente, todo municipio no es más que una pieza administrativa del Estado Global con escasas posibilidades de tener autonomía o proyectos propios. En el mejor de los casos, existiendo recursos propios, y tal como ocurrió en el Gobierno de Allende, otros poderes se instalan de manera paralela a fiscalizar las funciones definidas para un municipio en la Ley Orgánica de Municipalidades, entre ellas la Contraloría y los Ministerios cuando se trata de temas de Vivienda, Educación, Salud y otros. Más aún, desde la estructura Municipal, el Concejo Municipal (donde funcionan los Concejales al menos una vez a la semana) tiene escaso poder igual que otras instancias como los CESCO o las diversas Comisiones o Comités, incluido de los Presupuestos Participativos en municipios que lo desarrollan.

El poder real al interior del Municipio lo detenta la Alcaldía y las diversas direcciones donde se atrincheran – en muchos casos- funcionarios integrados desde la época de la dictadura militar prácticamente inamovibles, incluidas las Corporaciones Municipales donde sus directivas y financiamiento están definido desde el Municipio y desde los diversos aparatos del Estado que proveen los recursos como se ha dicho, en términos generales cortados para tal o cual programa preestablecido.

¿Qué posibilidades reales entonces existen de desarrollar una política
o una gestión diferente?

Desde mi perspectiva, pienso en dos posibilidades claras, ambas inscritas en una perspectiva de construcción de fuerzas políticas y sociales diferentes a lo que hoy existe y que es prácticamente “clientela” de los municipios, en el sentido que son organizaciones sociales que sobreviven y giran alrededor de los proyectos y recursos que el Municipio genera, en general adhesión de “individuos” o “ciudadanos que solo votan” y no de fuerzas articuladas y organizadas...
.
La primera alternativa, es la entrada de fuerzas sociales al espacio donde se dirime la gestión municipal, sean estos los CESCOS o el Concejo Municipal mismo que debe funcionar de manera pública. El desarrollo de esta política de participación de fuerza social en la toma de decisiones, en la presión al poder político municipal, claramente generará una crisis política en el municipio que no está configurado ni política ni administrativamente para absorber tal presión.

En tal sentido la llegada de una Alcalde o de un concejal que “entra” al Municipio con la fuerza social que empuja sus demandas es claramente contradictoria al modelo actual y generará la crisis. Dicho de otro modo: la postulación misma del o los candidatos son la postulación de fuerzas sociales que entraran al municipio a subvertir y a generar una crisis del Municipio.

Hasta ahora, no se escucha ninguna candidatura presentarse claramente con esta perspectiva. Lejos de ello, se presentan como una posible “buena gestión” o administración de la dominación global y no se plantea con claridad a las bases que sustentan la candidatura que es imprescindible el concurso de ellas en la gestión municipal y que esa misma gestión generará la crisis del modelo municipal. ¡Cuan distinta seria la gestión de concejales entrando a representar no los intereses de tal o cual partido sino los interese de los sin casa, de los sindicatos que existen en el sector, de los estudiantes cuyos liceos y escuelas existan en la comuna, de los feriantes acosados por los grandes grupos económicos, etc., etc.!

La segunda alternativa, a mi juicio, que claramente se debe sentar sobre las bases de que no está a la orden del día poner en crisis el modelo municipal de funcionamiento porque no se tienen las fuerzas necesarias para ello. Se trata de presentar un programa donde se esclarezca que en las actuales circunstancias no se puede hacer una gestión radicalmente distinta y usar el puesto conquistado (Alcaldía o Concejalía) como un espacio de retaguardia de luchas políticas nacionales. Me explico: ante la imposibilidad de resolver problemas de vivienda, de salud, de educación, etc., por no tener los recursos y el respaldo político o de fuerzas de masas suficientes, los futuros Alcaldes o concejales encabezan luchas contra las políticas del Gobierno y del Estado y prestan respaldo para que las fuerzas sociales en pugna puedan tener un espacio de acogida, por ejemplo para un congreso regional o nacional de los sin casa, para los trabajadores eventuales, para los estudiantes, pescadores o cualquier fuerza en conflicto. En definitiva, convertir la Alcaldía o Concejo Municipal en una retaguardia activa de las luchas sociales.

Claro que estas posibilidades de política municipal nada tienen que ver con las propuestas de mejorar la gestión y modelo actualmente existente y presentarlas a la comunidad que actualmente participa de las elecciones para obtener un mejoramiento de sus condiciones de vida es altamente contradictor porque finalmente persiguen agudizar la lucha de los marginados y excluidos del sistema en una perspectiva de construcción de fuerzas sociales y políticas con vocación de poder.

Bajo esta perspectiva desarrollada, las candidaturas de personajes notables, de grupos y personas que nada conocen del espacio municipal, que no tienen fuerzas sociales de respaldo y que creen posible desarrollar políticas diferentes, no tienen perspectivas ni son sustentables, constituyéndose finalmente en participaciones que terminan por legitimar lo actualmente existente.

Nota: Para quienes no sepan, los ingresos propios de un municipio se constituyen principalmente por los ingresos por contribuciones, patentes de todo tipo y en todo los restantes dependen del Fondo Común Municipal, de los que entrega el Estado y de los diversos programas de gobierno a través de Ministerios, Subdere y Mideplan tales como Programa Puente, FNDR, FOSIS, SENCE, SERCOTEC, CORFO, Programas del Ministerio de Interior, CONACE, Fondos de la Presidencia, del Ministerio de Cultura, Vivienda y Urbanismo, etc. El Presupuesto Participativo más avanzado, desarrollado en la comuna de Cerro Navia es de $ 300.000.000 que corresponden al 0,3% del presupuesto total del municipio.

Elecciones municipales en perspectiva de acumulación de fuerzas

Por: Guillermo Rodríguez Morales
Fuente: Diario “El siglo en huelga”, N° 27 (25.07.08)

Se nos vienen las elecciones municipales 2008 y el debate si participar o no en ellas se enciende. Está claro que, para los sectores progresistas y otros, que se plantean la posibilidad de reforma dentro del actual sistema político, participar en ellas más que una posibilidad es la única alternativa que tienen para acumular fuerzas y desarrollar sus proyectos.

Sin embargo, para quienes pretenden confrontar el sistema y cambiarlo radicalmente, en definitiva, para quienes pretenden desarrollar una estrategia de lucha por el poder, participar o no en las elecciones no es una decisión fácil.

En la coyuntura política actual, no son pocas las candidaturas que se levantan pretendiendo ser diferentes, acumular fuerzas, representar a los “ciudadanos” y en definitiva aparecer como candidaturas distintas, diferentes a las tradicionales de la clase política.

De otra parte, gran cantidad de personas que sufren los rigores del sistema, cansados de la clase política, se enfrentan a la única alternativa de apoyar “el mal menor”, vale decir, apoyar a cualquier candidato que no sea de la derecha o de la concertación.

A mi juicio, el participar o no de las elecciones no defi ne si una fuerza es más o menos revolucionaria . Como las armas, las elecciones son instrumentos para el desarrollo de una política, por tanto depende del proyecto que se levante y de la coyuntura concreta. Lenin participa de la Duma, así como Recabarren participa de las elecciones de Diputados y ambos lo hacen en la perspectiva de acumular fuerzas, de un proyecto revolucionario concreto, de aprovechar los espacios para agitar, hacer propaganda, ganar adhesión

Claramente las elecciones es el momento en que los dueños del poder buscan legitimidad para su dominación y al mismo tiempo dirimen sus cuotas de participación en el poder político.

Pero lejanos están los tiempos en que la izquierda revolucionaria discutía el tema del poder con el reformismo que entendía el poder mecánicamente, como un salchichón que se va tomando o alcanzando por tajadas o por espacios. La realidad actual es mucho más compleja que eso, con poderes que siendo de base económica se extienden como conglomerados que detentan control y poder político, social, militar, tecnológico, de medios de propaganda, y con un sequito de políticos, religiosos, profesionales, técnicos, etc. en sus nominas de pago.

Conviene a mi juicio, dar vuelta la pregunta: ¿Que gana un proyecto o fuerza política con alcanzar hoy, en el Chile concreto de hoy, una alcaldía o uno o un par de concejales?

Se puede argumentar, que desde una perspectiva global se logra visibilizar un proyecto. Se puede señalar que conquistando una alcaldía o concejalías se puede hacer una “gestión” diferente, en beneficio de la comunidad, de carácter más popular.

Desde el conocimiento que tengo en más de quince años trabajando desde dos municipios, tal premisa no es cierta.

Los Municipios en su gran mayoría dependen fi nancieramente del Estado y de los recursos adicionales que la asociación de municipalidades brinda a los más débiles económicamente, de modo tal que la gran mayoría de los recursos que “bajan” desde el Estado a los Municipios por diversos canales bajan claramente definidos acotados y en el marco de proyectos y programas controlados desde el estado central.

Claramente, todo municipio no es más que una pieza administrativa del Estado Global con escasas posibilidades de tener autonomía o proyectos propios. En el mejor de los casos, existiendo recursos propios, y tal como ocurrió en el Gobierno de Allende, otros poderes se instalan de manera paralela a fiscalizar las funciones definidas para un municipio en la Ley Orgánica de Municipalidades, entre ellas la Contraloría y los Ministerios cuando se trata de temas de Vivienda, Educación, Salud y otros. Más aún, desde la estructura Municipal, el Concejo Municipal (donde funcionan los Concejales al menos una vez a la semana) tiene escaso poder igual que otras instancias como los CESCO o las diversas Comisiones o Comités, incluido de los Presupuestos Participativos en municipios que lo desarrollan.

El poder real al interior del Municipio lo detenta la Alcaldía y las diversas direcciones donde se atrincheran – en muchos casos- funcionarios integrados desde la época de la dictadura militar prácticamente inamovibles, incluidas las Corporaciones Municipales donde sus directivas y financiamiento están definido desde el Municipio y desde los diversos aparatos del Estado que proveen los recursos como se ha dicho, en términos generales cortados para tal o cual programa preestablecido.

¿Qué posibilidades reales entonces existen de desarrollar una política
o una gestión diferente?

Desde mi perspectiva, pienso en dos posibilidades claras, ambas inscritas en una perspectiva de construcción de fuerzas políticas y sociales diferentes a lo que hoy existe y que es prácticamente “clientela” de los municipios, en el sentido que son organizaciones sociales que sobreviven y giran alrededor de los proyectos y recursos que el Municipio genera, en general adhesión de “individuos” o “ciudadanos que solo votan” y no de fuerzas articuladas y organizadas...
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La primera alternativa, es la entrada de fuerzas sociales al espacio donde se dirime la gestión municipal, sean estos los CESCOS o el Concejo Municipal mismo que debe funcionar de manera pública. El desarrollo de esta política de participación de fuerza social en la toma de decisiones, en la presión al poder político municipal, claramente generará una crisis política en el municipio que no está configurado ni política ni administrativamente para absorber tal presión.

En tal sentido la llegada de una Alcalde o de un concejal que “entra” al Municipio con la fuerza social que empuja sus demandas es claramente contradictoria al modelo actual y generará la crisis. Dicho de otro modo: la postulación misma del o los candidatos son la postulación de fuerzas sociales que entraran al municipio a subvertir y a generar una crisis del Municipio.

Hasta ahora, no se escucha ninguna candidatura presentarse claramente con esta perspectiva. Lejos de ello, se presentan como una posible “buena gestión” o administración de la dominación global y no se plantea con claridad a las bases que sustentan la candidatura que es imprescindible el concurso de ellas en la gestión municipal y que esa misma gestión generará la crisis del modelo municipal. ¡Cuan distinta seria la gestión de concejales entrando a representar no los intereses de tal o cual partido sino los interese de los sin casa, de los sindicatos que existen en el sector, de los estudiantes cuyos liceos y escuelas existan en la comuna, de los feriantes acosados por los grandes grupos económicos, etc., etc.!

La segunda alternativa, a mi juicio, que claramente se debe sentar sobre las bases de que no está a la orden del día poner en crisis el modelo municipal de funcionamiento porque no se tienen las fuerzas necesarias para ello. Se trata de presentar un programa donde se esclarezca que en las actuales circunstancias no se puede hacer una gestión radicalmente distinta y usar el puesto conquistado (Alcaldía o Concejalía) como un espacio de retaguardia de luchas políticas nacionales. Me explico: ante la imposibilidad de resolver problemas de vivienda, de salud, de educación, etc., por no tener los recursos y el respaldo político o de fuerzas de masas suficientes, los futuros Alcaldes o concejales encabezan luchas contra las políticas del Gobierno y del Estado y prestan respaldo para que las fuerzas sociales en pugna puedan tener un espacio de acogida, por ejemplo para un congreso regional o nacional de los sin casa, para los trabajadores eventuales, para los estudiantes, pescadores o cualquier fuerza en conflicto. En definitiva, convertir la Alcaldía o Concejo Municipal en una retaguardia activa de las luchas sociales.

Claro que estas posibilidades de política municipal nada tienen que ver con las propuestas de mejorar la gestión y modelo actualmente existente y presentarlas a la comunidad que actualmente participa de las elecciones para obtener un mejoramiento de sus condiciones de vida es altamente contradictor porque finalmente persiguen agudizar la lucha de los marginados y excluidos del sistema en una perspectiva de construcción de fuerzas sociales y políticas con vocación de poder.

Bajo esta perspectiva desarrollada, las candidaturas de personajes notables, de grupos y personas que nada conocen del espacio municipal, que no tienen fuerzas sociales de respaldo y que creen posible desarrollar políticas diferentes, no tienen perspectivas ni son sustentables, constituyéndose finalmente en participaciones que terminan por legitimar lo actualmente existente.

Nota: Para quienes no sepan, los ingresos propios de un municipio se constituyen principalmente por los ingresos por contribuciones, patentes de todo tipo y en todo los restantes dependen del Fondo Común Municipal, de los que entrega el Estado y de los diversos programas de gobierno a través de Ministerios, Subdere y Mideplan tales como Programa Puente, FNDR, FOSIS, SENCE, SERCOTEC, CORFO, Programas del Ministerio de Interior, CONACE, Fondos de la Presidencia, del Ministerio de Cultura, Vivienda y Urbanismo, etc. El Presupuesto Participativo más avanzado, desarrollado en la comuna de Cerro Navia es de $ 300.000.000 que corresponden al 0,3% del presupuesto total del municipio.

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