lunes, 14 de julio de 2008

LA COMUNIDAD ARCIANA FRENTE A LAS ARMAS DE HOY

Carta a la comunidad de la universidad ARCIS
Junio 2008

Estimados miembros del Arcis:

Fue todo muy rápido, no tuve tiempo de despedirme de tanta gente con las que compartí por muchos años. No fui el primero y no seré el último en esta “limpieza” que con tanta eficiencia están desarrollando los llamados socios solidarios. Quise evitar explicar mi salida para no hacer más daño a este hermoso proyecto y a la solidaridad en quienes han confiado en nosotros, pero muchos no han entendido mi silencio.

Estaba empeñado desde hace mucho tiempo- y en esto nunca estuve solo en el Consultivo-, en la búsqueda de caminos posibles para evitar este “Golpe Blanco” que se venía incubando desde la llegada de Andrés Pascal, persona impuesta por Max Marambio, que en todos estos años no ha logrado culminar con éxito nada de lo que se le ha encomendado, salvo temporalmente, este último y empecinado proyecto que en sus manos será un nuevo fracaso.

Hace unos meses en un momento de máximo consenso en el Consultivo, se produjo un minuto de confianza, Pascal se hacía una autocrítica, se sentía muy solo, y se ponía a disposición para integrarse a este nuevo estilo de trabajo que estaba dando tan buenos resultados y lograba estabilidad y gobernabilidad.

Nos sobrecogió a todos. Nos abrazamos.

Duró poco, no había tiempo para debilidades. El Consultivo fue testigo del paulatino regreso a la vieja estrategia, que en realidad, no abandonó nunca. Se abría una coyuntura que facilitaría su tarea, las dificultades naturales que se preveían en lo económico. Apostando a perdedor, se dedicó por meses a vender la Universidad a quién se le pusiera por delante, aún a costa del ICAL, cuyo destino también se transaba en el mercado, imagino que, igual que ahora, sin consultar a sus dueños.

Para evitarlo, hablamos responsablemente con todos los que teníamos que hablar, algunos vieron una amenaza en nuestra franqueza y voluntad de impedirlo, pero no se pudo evitar.

Al no poder vender, Pascal impone un discurso diametralmente opuesto al que se había logrado consensuar y que el Rector expresó con claridad a la Comunidad. El discurso del Rector, no era una estrategia del Consultivo para ganar tiempo como parece ahora, realmente se pensaba y deseaba que ese fuese el curso de los acontecimientos.

La perplejidad paralizó a algunos miembros de la Corporación al ver el inicio de esta tercera o cuarta reestructuración sumado al miedo de la gente a perder el trabajo, incluido algunos miembros de la Corporación que trabajan remuneradamente en la Universidad.

Las Armas de Hoy, exitosamente probadas por la derecha en medio de la crisis, quedándose con las grandes empresas del Estado sin pagar su valor, en un contexto de miedo y persecución ahora se utilizan sin el menor atisbo de vergüenza.

El viernes 4 de abril reciente, Max Marambio, Presidente de la Corporación Universitaria Arcis, citó a Asamblea de socios con el objeto de intentar dar legalidad a la toma del control total de la Universidad. Durante semanas habían estado presionando individualmente a cada uno de los socios, miembros de la corporación y representantes de la comunidad universitaria
para que renunciaran a sus cargos, única forma legal posible para conseguir su objetivo.

Sin embargo, y ante la resistencia directa o indirecta de algunos miembros de la corporación de renunciar, procedieron de hecho a excluirlos de esa instancia. En esta acción lamentablemente no estuvieron solos, lograron contar con los votos de Nelly Richard y Sonia Pérez y Brugnolli que llegó llamado a última hora para asegurar el quórum. Esos nombres ya estaban incluidos en la nueva nómina de socios que traían impresa en sus carpetas, salvo Mónica Echeverría, quien no aceptó su marginación pero se le “concedió” mantenerse como socia.

Toda esta puesta en escena y lo actuado es absolutamente ilegal y poco ético. Vendieron y se compraron a si mismos y sin consultarle a sus dueños, el 25% de las acciones que la Corporación tenía en la inmobiliaria de la Universidad, haciéndose así de un porcentaje que corresponde a toda la comunidad ¡y que nunca estuvo en venta¡ Siempre me opuse a todas estas maniobras en el Directorio, lo mismo habían hecho con toda claridad en su momento, Roberto Celedón y Tomás Moulian.

En esa reunión reiteré lo que mantuve siempre como miembro de la Corporación. La Universidad no se les ha vendido, ni tampoco han pagado por ella, y la quiebra está absolutamente fuera de toda posibilidad, solicitando que esto quedara en acta.

La respuesta a esta petición no se hizo esperar. A las pocas horas fui despedido y despojado de hecho de mi representación en la Corporación, a la que no he renunciado, (ilegalidad que la justicia pondrá en su lugar). En dicha oportunidad también fue despedido el Contralor de la Universidad Arcis, el abogado Adil Brkovic, quién velaba porque las cosas se hicieran en la legalidad.

Lo que planteamos entonces y ahora es:
1.Que se cumpla con el acuerdo fundamental, “el Pacto de Incorporación” con el carácter que tuvo y tiene la incorporación de los “socios estratégicos”. Esto es, que su inversión tuviera un único propósito: Hacer un aporte solidario para la sobrevivencia del proyecto Universitario, proyecto en el que los “socios” no tendrían ingerencia.

La Asamblea de la Corporación debe tener 24 miembros, de los cuáles 14 deben ser representantes de los Académicos de la Universidad. Cualquier cambio debía ser consensuado y aprobado por el Consejo Universitario y los socios de la Corporación.

2. Esta operación nunca fue una venta y así está establecido en todos los documentos firmados y en declaraciones públicas del Rector de la época, Tomás Moulian. En compensación, los “socios” participarían en forma minoritaria en la Asamblea de la Corporación, garantizando su inversión con los inmuebles de la Universidad y recibiendo por concepto de arriendo una renta anual correspondiente al 8%, del monto de la inversión.

3. Siempre se planteó que esta inversión no tendría afán de lucro, cumpliendo con el espíritu de la ley. Cuando la Universidad tuviera las condiciones para hacerlo, devolvería el capital aportado recuperando los bienes inmuebles traspasados a la Inmobiliaria creada para estos efectos. Así además se acordó expresamente después de la Toma de Julio de 2006, lo que fue refrendado en una declaración pública.

Estas premisas enumeradas anteriormente hicieron legítima la incorporación de estos “socios”, y así lo defendí siempre a pesar de todas las incomprensiones, siendo leal a los acuerdos alcanzados previamente, y creyendo en ellos. El argumento que se esgrime ahora para el cambio de escenario: que la situación económica los obliga a operar como lo están haciendo, no deja de ser una mala excusa. Resulta obvio y no hace falta que entregue más detalles ahora.

El descabezamiento de toda la plana directiva de la Universidad que existía a su llegada y su recambio por gente de su confianza fue la primera situación que inquietó, pero el discurso de la mala gestión y la necesidad de replantearse la forma de manejar las cosas, en ese momento pareció razonable. La posterior renuncia del Rector Tomás Moulian, la marginación del Secretario General, Roberto Celedón, y el despido del Vicerrector Académico y al Vicerrector Económico, aduciendo una vez más el tema de la gestión ineficiente, no tuvo resultados a la vista, a pesar de la creación de la Vicerrectoría de Gestión.

El último año de la gestión anterior había sido exitosa en los ingresos, habíamos logrado aumentar en más de un 15% la matrícula con más de 1100 alumnos nuevos, a pesar de los conflictos lamentables con el carabinero quemado, aún así nos marginaron del Consultivo y enviado muy lejos físicamente, a una nueva tarea a la que no se le dio apoyo y que sin embargo aumentó las ventas en Postgrados en forma importante, levantando además la idea de la Escuela de Postgrados.

En estos dos años siguientes, en que la gestión económica la han controlado con rigor, en un empeño centrado equivocadamente en bajar los costos y reducir personal, descuidando la calidad del servicio prestado, la matricula bajo en total un 25%.

El rechazado a la acreditación ha sido básicamente por razones económicas al no reaccionar a tiempo en la búsqueda de créditos blandos para dar estabilidad. El anuncio público por el Mercurio de una Universidad quebrada, fue el detonador de las dificultades de la matrícula que hoy vivimos.

Por cierto, en esto hubo otros factores.

La Rectoría de Carlos Margotta logra, en una excelente gestión en la que pocos confiaron, un período que abriga grandes esperanzas. La Universidad logra una gobernabilidad excepcional y comienza a revertir la situación como lo expresa el Documento de Acreditación. Se cuenta con legitimidad y autoridad, un diagnóstico único y un proyecto común. En el se asume que la recuperación de la matrícula será paulatina y se busca la obtención de un crédito de la banca de largo plazo. Se aborda seriamente el tema académico, las Escuelas se pronuncian en aplaudidos informes y propuestas.

Esto a pesar de un Directorio ausente por largos periodos y una Gerencia Económica mandatada y empecinada en las economías. Sin estrategias de
crecimiento, ni interesada en los ingresos. Una Vicerrectoría de Planificación y Desarrollo elaborando planes quinquenales, alejados de la realidad.

Nos enfrentamos a una verdadera muralla, con un objetivo único, cuadrar la caja bajando los gastos. Hoy parece obvio que el propósito era otro. Pero, a pesar de todo, se logró una matricula que pocos creían posible y se obtuvieron finalmente los recursos que tanto esperábamos.

Por ello, confiado y como una forma de salir de este marasmo en que estábamos, amarrados por un Directorio ausente que operaba paralelamente sin todos sus miembros y que por cansancio estaba por lograr sacar a los socios relevantes de Salvador que posibilitaban una Universidad más compleja, abierta y plural, propuse:

a. Que los actuales socios estratégicos ratificaran el espíritu del pacto y se abrieran a dar los espacios para que esto ocurra.


b. Que mientras la Universidad no pudiesen pagar el capital de la Inversión, los actuales socios de la inmobiliaria debían transformarse en Fundaciones o Corporaciones sin fines de lucro como lo estipula la ley.

c. Que la Inmobiliaria debía devolver la propiedad del campus Libertad a la Universidad, no incluido en la venta de las propiedades a la Inmobiliaria, y que el Leasing se transformara en un crédito hipotecario mejorando así su patrimonio contable.

d. Que la Corporación, una vez obtenido el crédito blando de Largo Plazo, trabaje durante el 2008 en su estabilización, ponga en marcha las medidas que ya estaban diagnosticadas y concordadas. Recompre a la Inmobiliaria en los plazos que se pueda, total o parcialmente las acciones que no sean de su propiedad hasta completar la recuperación de la totalidad de sus bienes inmuebles, ya que todo el resto, equipos, mejoras en edificios muebles, marca, proyecto académico etc. etc., nunca se vendió, ni siquiera se valorizó.

Así la Universidad volvía a su espíritu original, el único que le da sentido para no ser más de lo mismo, regresando la propiedad plena a la Comunidad, única garantía de un futuro que valga la pena.

Como se trataba de no exclusión, los socios solidarios, se mantenían en la Corporación, reconociéndoles su generosa ayuda, asegurando una mirada plural.

No veía, ni veo otro camino, que permita asegurar el largo plazo de este proyecto y que la Universidad vuelva a pensarse en sus claustros democráticos, y no en las oficinas de controladores temporales. Sin embargo, el diagnóstico común, el equipo de Dirección, la gobernabilidad, la credibilidad y la confianza ganada fueron borrados de un plumazo.

Bastaron unos gritos fuertes como los del “Señor de la Querencia”; expulsar a personeros que por su alto perfil generarían amedrentamiento; o amenazar con la crisis y la quiebra, situación absolutamente imposible ya obtenido el crédito, como lo aseguró el Rector en tantas reuniones previas, cuando solicitaba votos de confianza.

Estos son los hechos.

Las Armas de Hoy, las del saqueo y el lucro, estrenadas por la derecha, pareciera que están dando resultados en una universidad libertaria como la nuestra.

Los Saluda con el afecto de siempre,
Sergio Trabucco Ponce
Socio de la Corporación Universidad Arcis

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