jueves, 17 de julio de 2008

MÚSICA Y AGUA ROMPEN EL CERCO

Por René Dintrans
Fuente: www.elclarin.cl (16.07.08)

Durante el acto público discretamente seguido por la prensa, consistente en una mesa de diálogo propuesta por el gobierno para manejar el conflicto en que se encuentra con profesores y alumnos del país, un jarrón de limpia agua para beber se volcó sobre la Ministra. Iba impulsada por una frágil mano seguida de unos ojos de niña determinados a mostrarles a las refractarias autoridades que su cuerpo y el de sus compañeros en el transcurso de las movilizaciones que emprendieron, han sido golpeados, intoxicados y mojados por las sucias aguas de la represión policial.

Nada de esto nosotros hubiéramos sabido, si la ministra después de ignorar a los jóvenes reclamantes, se hubiera marchado a su casa, la peluquería o su oficina. Una que otra imagen, con algunas palabras de sermón de directora de colegio de monjas, tal vez habrían rellenado los insulsos noticieros de la TV. Pero no fue así, los ciudadanos han podido gracias a este espontáneo acto de indignación juvenil enterarse que existe un conflicto mayor, un conflicto que atañe a la soberanía del pueblo, cuyos hijos reclaman nuevas normas que garantice la calidad de su educación.

Nada mejor que estos actos comiencen a ser leídos correctamente, es el pueblo el que está indignado, no es una “minoría insignificante” que no tiene representación en el parlamento la que reclama. Es el pueblo que no es escuchado por sus autoridades, el que ha sido engañado por los representantes que elige mediante un singular proceso electoral, el que protesta contra singulares leyes orgánicas que rigen prácticamente la vida de los chilenos, leyes que requieren de singulares quórum calificados que amarró el difunto dictador, que conforman con otros singulares artículos e incisos, la singular carta magna de nuestra singular democracia.

Días atrás, encontré en las páginas de este heroico medio de comunicación, lo que buscaba hace años. Una frase que contuviera en su sintética estructura, la justicia y la razón, de los que hablamos de la ilegitimidad de la Constitución Política del 80. Esta frase ha sido formulada como pregunta, y su autor es el distinguido abogado José Galiano (1). Dice así:

¿Si la soberanía reside en el pueblo, cómo puede invocarse una norma que impida al pueblo ejercer su soberanía?

Y agrega: “Porque es eso lo que objetivamente hacen quienes invocan el artículo 15 de la Constitución de 1980 para impedir que opere el artículo 5º de la misma Constitución.”

En efecto, el artículo 5 dice que: “... La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y...” , en cambio el artículo 15 lo desmiente diciendo que: “...Sólo podrá convocarse a votación popular para las elecciones y plebiscitos expresamente previstos en esta Constitución.” Lo que ciertamente nos embroma a los chilenos que quisiéramos tener la opción del plebiscito para darnos una nueva Constitución que dé cuenta de los verdaderos y profundos conflictos que han sobrevenido en nuestra sociedad, forzándonos a rechazar eso de los “ plebiscitos expresamente previstos en esta - y sólo esta- Constitución”.

No es prudente obligar al pueblo - restringido en su voluntad de practicar sus derechos soberanos -, a tomar el camino de las protestas. A presionarlo a rebelarse en contra de leyes injustas que enturbian las relaciones laborales, leyes que permiten la contaminación ambiental en favor de los negocios, leyes que atropellan a la población nativa y que en este caso, el de la educación, leyes que están privilegiando el lucro de los gestores en detrimento de la calidad de la educación de los usuarios. De leyes que impiden al pueblo ejercer su soberanía.

Los que gobiernan no pueden seguir haciéndose los lesos. El pueblo se está poniendo de pie, está recuperando su dignidad y su razón, y en esta ocasión, su rebeldía ha tomado la inofensiva forma de agua fresca en movimiento.

Gracias Música

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