viernes, 30 de noviembre de 2007

¿CHÁVEZ DICTADOR, CONTRARIO A LA DEMOCRACIA?

Título original: La contrarrevolución levanta la cabeza. Heinz Dieterich y el general Baduel (extracto)

Por: Allan Woods
InSurGente (28.11.07)

NOTA. Con motivo del referendo del próximo domingo en Venezuela, la oposición, una vez más, ha querido levantar la imagen de un Chávez dictador, contrario a la democracia. En un lúcido artículo sobre el caso del general Baduel, en su primera parte, el marxista Allan Woods, pone de relieve la falacia de esta argumentación con ejemplos bien contundentes de lo que sucede internamente en Venezuela, y de demoledores ejemplos de lo que sucede en otros países del mundo, en donde las constituciones consagran la reelección del primer mandatario sin poner ningún tipo de límites.
--------------------------------------------
Artículo (extracto)

"En Venezuela las fuerzas de la contrarrevolución están ocupadas en una ofensiva general contra Chávez y la revolución. Los estudiantes de derechas organizaron provocaciones armadas en los campus y en las calles; los medios de comunicación burgueses, nacional e internacionalmente, han montado una campaña histérica contra la "tiranía" y la "dictadura". El imperialismo norteamericano, con la ayuda de Juan Carlós y la burguesía española, intentan aislar a Venezuela y crear un bloque antirrevolucionario en América Latina, con base en Brasil, Colombia, Chile y Argentina.

Como en ocasiones anteriores, el golpe de 2002, el cierre patronal, el referéndum revocatorio y las elecciones de 2005 y 2006, los reaccionarios utilizan la consigna de la supuesta "defensa de la democracia", como una manera de movilizar a las fuerzas contrarrevolucionarias, creando un clima de temor e inestabilidad para preparar el terreno para un golpe de la derecha.

En esta batalla ¿quién se opone a la reforma de la Constitución? Fedecamaras, es decir, los terratenientes, los banqueros y los capitalistas; la Conferencia Episcopal, que representa a la jerarquía reaccionaria de la Iglesia; los medios de comunicación de derechas y el imperialismo. Al otro lado de las barricadas están los trabajadores y los campesinos, los pobres y los desposeídos, la juventud revolucionaria y la intelectualidad progresista, en otras palabras, todas las fuerzas vivas de la sociedad venezolana.

¿Por qué la clase dominante odia la reforma constitucional? Dicen que es porque Chávez desea introducir una dictadura, ser elegido presidente de por vida y otras cosas por el estilo. Pero la propuesta de reforma de constitución no otorga estos poderes ni nada parecido. Simplemente elimina la restricción que tiene el presidente que no puede ser elegido en más de dos ocasiones. En Europa no existe esta limitación. Sarkozy y Merkel pueden presentarse las veces que deseen, igual que Gordon Brown. En cualquier caso, la constitución reformada sólo permite a Chávez presentarse a las elecciones. Será la población la que decida elegirle o no.

Este debería ser el procedimiento normal para elegir al jefe de estado en una democracia. En Gran Bretaña, que se supone es una democracia, tenemos un jefe de estado hereditario que nunca fue elegido ni lo será. Lo mismo ocurre en España donde Juan Carlos, que se permite el lujo de mandar "callar" al presidente elegido de Venezuela, nunca fue elegido por nadie sino que fue nombrado por el dictador fascista Francisco Franco. ¿Quién eligió al Episcopado venezolano? ¿Quién elige a los editores de los periódicos de derechas? ¿Quién eligió a los representantes empresariales? No fue el pueblo de Venezuela que votó masivamente a Hugo Chávez hace menos de un año, y que sin duda lo hará de nuevo en el referéndum dentro de unas pocas semanas.

La reforma de la constitución, por lo tanto, no es una receta para una dictadura, pero sí contiene mucho puntos favorables a los intereses de las masas. Contiene la jornada laboral de 36 horas semanales, una de las razones para que a Fedecamaras no le guste esta reforma. Tampoco les gusta a los empresarios cláusulas que facilitarían la nacionalización de sus bancos, latifundios y fábricas. No les gusta la idea de la formación de milicias bolivarianas o consejos obreros en las fábricas. No les gusta el compromiso con la construcción de una economía socialista en Venezuela. Por eso luchan contra la reforma, por eso piden el "no" en diciembre. Por esa razón la clase obrera debe luchar con una determinación aún mayor por el "sí" en el referéndum.

Una Constitución, incluso la más democrática, es sólo un pedazo de papel. No significa nada a menos que la lleves a la práctica. Y esto depende de la correlación de fuerzas de clase, de la disposición de las masas a luchar. El resultado final de la revolución no se decidirá en los bufetes de abogados o en reuniones parlamentarias, sino en las calles, en las fábricas, en los pueblos y en los barracones del ejército.

Sobra decir que la lucha por el socialismo no terminará con el referéndum. Pero el referéndum es más que una serie de batallas parciales, el resultado puede influir en las luchas de las masas en un sentido positivo o negativo. Cuando las masas avanzan hacia la transformación socialista, los contrarrevolucionarios cada vez se desesperan más y se vuelven más agresivos. La revolución debe hacer frente de una manera decidida a esta amenaza. La única manera de desarmar a los contrarrevolucionarios es dando pasos firmes en dirección a completar la revolución. El primer paso es conseguir un masivo "sí" en el referéndum, este resultado asestaría un duro golpe a la contrarrevolución y abriría el camino para más medidas contra la oligarquía.

Hay algunos en la izquierda que se niegan a ver esto como una lucha entre las clases y que defienden la abstención o incluso el "no" en el referéndum. Es una postura funesta. Es necesario comprender que la victoria del "no" sería un triunfo de la oposición contrarrevolucionaria. Desanimaría a las masas y animaría a la oposición a intensificar su agitación y conspiraciones contrarrevolucionarias. Si hay personas que se consideran revolucionarios o incluso "marxistas" que no comprenden este hecho elemental, sólo podemos sentir pena por ellos."

No hay comentarios: