sábado, 17 de noviembre de 2007

¿QUÉ RUMBO ESTÁ TOMANDO LA DEMOCRACIA CHILENA?

Por María Teresa Cortés. Instituto Jorge Ahumada.
Fuente: Crónica Digital (16 de noviembre 2007)

La democracia chilena tiene su origen en el sufragio universal, sin embargo, esto no debiera ser suficiente para valerle el título de democracia.

Cuando sus principales beneficiarios son las minorías adineradas y no la gran mayoría de los chilenos, surge inevitablemente el siguiente cuestionamiento: ¿Qué rumbo está tomando nuestra democracia?

La democracia representativa ya no satisface muchas interrogantes de quienes nos denominamos “seudos ciudadanos” – nótese que esta observación la hago a partir de las posibilidades reales que tenemos hoy los ciudadanos de opinar y participar en las grandes decisiones que nos afectan a todos.

El concepto de democracia pierde toda su esencia cuando los ciudadanos no hacemos oír nuestra voz en el debate público, más aún, cuando los escuchados terminan siendo los más fuertes y los más violentos.

Cuando no se impiden los abusos o nuestros trabajadores se pliegan a los requerimientos de las transnacionales sin mayores cuestionamientos. Cuando hemos llegado a un punto en que el ciudadano común siente desafecto por la política e incluso, no confía en sus políticos. Los representantes parecen muy distanciados de sus representados.

Las funciones y los recursos del Estado han sido disminuidos en beneficio del mercado. ¿Estaremos confundiendo ciudadano con consumidor o será que en nuestra sociedad moderna la democracia en las instituciones y su desarrollo han logrado finalmente atrofiar las prácticas democráticas?

El sociólogo británico Colin Crouch expresa notablemente lo que ha denominado posdemocracia: “El concepto de posdemocracia nos ayuda a describir aquellas situaciones en las que el aburrimiento, la frustración y la desilusión han logrado arraigar tras un momento democrático, y los poderosos intereses de una minoría cuentan mucho más que los del conjunto de las personas corrientes a la hora de hacer que el sistema político las tenga en cuenta; o aquellas otras situaciones en las que las élites políticas han aprendido a sortear y a manipular las demandas populares y las personas deben ser persuadidas para votar mediante campañas publicitarias”.

¿Nos quedaremos con los síntomas de esta posdemocracia o haremos algo por fortalecer el sistema de gobierno en el que todavía muchos creemos como principal plataforma de la equidad social a la que aspiramos?

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