Por: Yury Weky
Fuente: Aporrea.org (Venezuela)
23/11/07
No sabía como titular este material por considerar que la lengua o lenguaje lingüístico es un organismo vivo, que nace, crece, cambia y muere.
Por consiguiente no podríamos colocar el epitafio de abuso a las transformaciones que tienen que ver con la vida y que la lengua nomina.
No obstante hay que señalar que aun cuando se verifiquen cambios sustanciales en la oralidad de un idioma debemos intentar un equilibrio: no quedarnos en la fosilización de la norma pero no descartarla o desacatarla para caer en el caos comunicacional. Ese equilibrio es producto de la experiencia lectora o académica.
El hombre, hacedor de las cosas de nuestro universo humano: lengua, arte, filosofía, inventos es un nominador por excelencia. Es el creador, que bautiza, que coloca nombres, sustantiviza la vida y a posteriori le asigna acción, estado o movimiento y aparece el verbo.
Comunicarse lingüísticamente es un acto humano, responde a varios estados o características biológicas, a una organización psíquica del hablante y naturalmente su idiolecto obedece a su condición sociocultural.
Es importante que no perdamos la connotación comunicacional en las áreas de la política, lo social o cultural a la cual, sin duda, remite la lengua. Cuando la utilizamos en la cotidianidad nos permitimos muchas licencias que no son respetables en el discurso escrito. A este nivel es al que quiero referirme, al ideológico, al político:
Si escribimos para formar, informar, criticar, exponer ideas políticas propias o ajenas debemos ser extremadamente cuidadosos. Los lectores o lectoras a las cuales se remiten los contenidos son merecedores de una comunicación de alto contenido y a una forma sintáctica correcta.
Esos materiales (artículos de opinión, trascripción de discursos o declaraciones) deben ser expresión en su forma de la excelencia, sin vicios, no encarcelados en arcaísmos de una gramática, que en el mayor de los casos no obedece ni responde a los lectores de la época o más lamentable el texto aparece pleno de inconsistencias sintácticas o preñados de excesos de signos de puntuación porque quien escribe, transcribe es un antirrevolucionario (a) que desde su computadora maltrata el texto y con ello logra dos objetivos: desinformar, no informar correctamente o poner en ridículo a el o la revolucionaria a quien transcribe o cita.
Aparece un personaje trasgresor, antirrevolucionario (a)quien con “intenciones desconocidas” logra tergiversar, sesgar, mediatizar las palabras y conducir, al textualizar el discurso, a la vergüenza y al descrédito del que se cita o copia porque es un contrincante u opositor(a) político(a).
Las marcas grafemáticas no son adorno de la palabra, remiten a lo connotativo de la lengua, al mensaje; en consecuencia todos y todas las revolucionarias deben estar atentas y denunciar aquellos textos( periódicos, libros) que se publican, circulan y que le hacen daño a la revolución y a su líder el Comandante Chávez porque muchas veces salen de supuestos(as) revolucionarias pero esos libros están enmarañados en signos ortográficos que confunden el mensaje.
Ése o Ésa que escribió “con citas o discursos adulterados hay que desenmascar,identificar como enemigo o enemiga de esta revolución.
viernes, 23 de noviembre de 2007
EL ABUSO DE LA LENGUA ORAL Y SU TEXTUALIZACIÓN ABUSIVA
Publicado por nancho en 11:24
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