jueves, 26 de junio de 2008

NUESTRO SENADO Y EL REPARTO DEL BOTÍN

Por Juan Carlos Araya
Fuente: www.visionciudadana.cl (19.06.08)

En el año 2006 nuestro Parlamento nos sorprendió con una noticia. Esa vez fueron nuestros senadores. Tras la eliminación de los designados y vitalicios, había que determinar qué hacer con las dietas que éstos percibían. La idea original era contratar un staff de asesores en diferentes materias para todo el senado, pero esta idea no fue del agrado de nuestros honorables. Colocados ante ese trance, y con una ética digna de cualquier filósofo griego, determinaron repartirse en dinero entre los senadores elegidos por la ciudadanía. Tocaban dos millones de pesos mensuales por nuca.

Tan patriótica decisión concitó la unanimidad de los votos tanto de la derecha como de la Concertación. En resumidas cuentas, nuestro Congreso es el único lugar de Chile en donde los empleados se fijan el sueldo y cuánto quieren ganar mensualmente. No seria nada de criticable esta situación, si no fuera por el hecho de que la productividad y asistencia a las sesiones no es para nada digna de elogios.

La idea expresada por los senadores era que cada uno de ellos contrataría sus propios asesores, sin embargo, a dos años de que se reparten estos dineros ($2.249.176 mensuales) se informa que la verdad que muchos de esos dineros fueron a parar a otros bolsillos y no precisamente de asesores parlamentarios, como por ejemplo que un senador ocupó esos dineros para pagarle a un abogado defensor en un caso de desafuero, otro para pagar por eventos culturales en su distrito y así suma y sigue. Obviamente que todos los contratados con estos fondos eran de las afinidades políticas propias de cada uno de los senadores y obviamente con estos dineros también se pagaron operadores políticos, casta muy conocida en nuestro país.

Por supuesto que estas “asesorías” nadie las controla, solo se pagan contra presentación de boletas de honorarios, pero nadie investiga de que se trató la asesoría y si fue de importancia en la redacción de un proyecto de ley. Al ver como salen las leyes de nuestros honorables se puede intuir que tales asesorías al parecer son de dudosa calidad, ya que leyes que se promulgan, deben volver rápidamente al parlamento para su mejoramiento considerando que los errores son evidentes. Además es ya conocido el caso de un senador de la Octava Región, quien copió textual un texto de wikipedia y lo presenta como proyecto de ley de iniciativa propia.

A todo el mundo se le exige que en su trabajo sea eficiente, que cumpla con el horario y asistencia a su trabajo, a todos menos a nuestros parlamentarios. Es cosa de examinar los porcentajes de asistencia de los parlamentarios para darse cuenta de por qué estos cargos son tan apetecidos y hay peleas a muerte en los partidos políticos por obtener un cupo en este tan favorable empleo. ¿Donde están todos esos que querían luchar por mis derechos o que prometían acabar con las desigualdades sociales? Ahí están profitando de todos nosotros.
Espero que pronto se reforme el sistema binominal para poder también acceder yo humildemente al parlamento, ya que con esa dieta arreglo todos mis problemas económicos y aun me sobraría para el ahorro. Creo que esta idea la deben estar pensando muchos chilenos, ya que las ventajas están a la vista y son enormes: se trabaja poco, no se descuentan los días no trabajados, se viaja mucho y se come bien. Con estas ventajas comparativas, no hay empleo que le supere, ni siquiera el de un gerente de una empresa productiva; menos un empleado administrativo como el suscrito.

No nos olvidemos que un senador entre sueldo líquido, movilización, pago para arriendo de oficinas, personal y asesorías legislativas recibe aproximadamente 15 millones de pesos mensuales, una cifra atractiva para cualquier chileno que gana en promedio $300.000 mensuales.

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