domingo, 22 de junio de 2008

SER MUJER EN CHILE

Por: Aníbal Venegas
Fuente: www.thepaskin.cl (22.06.08)

Se supone que las mujeres chilenas deben estar orgullosísimas con todas sus representantes en los distintos ámbitos del quehacer nacional: la regencia, la política, la cultura, el arte, el empresariado. Nunca antes habíamos tenido noticias de tanta mujer pululando ¿mala? ¿buena? conciencia por aquí y por allá. Ahora lo que cualquiera podría cuestionar es si efectivamente esas “representantes” realmente representan a alguna mujer, porque no sería muy elegante enterarnos de que están allí como monigotes de los mismos señores de siempre, simbolizándolos a ellos al fin y al cabo…

Chile ha mantenido y mantiene una orientación falocentrista en el más amplio sentido de la palabra. Allí donde no importa si la jefatura es ocupada por un hombre o una mujer pues lo único trascendente es el liderazgo, se planta a un machote de esos acicalados hijos y/o yernos de hacendados, para que dicten clases, dirijan o elaboren estrategias ¿Por qué nunca se escoge a la mujer? En un país como Chile, cargado a la estupidez y a la incultura más que a nada (agreguemos que tal dualismo sin duda es un componente cardinal de la estructura social local), la mayoría de la población cree a pie juntillas los estereotipos y mitos urbanos elaborados desde la cúpula del poder, que en cuestiones de género se refieren a la mujer de un modo nada filosófico y en cambio muy vulgar. De acuerdo con esto, la mujer está imposibilitada para ejercer cualquier tipo de liderazgo intelectual u obrero, pues –se dice- es demasiado sensible, demasiado emocional, muy chusca, profusa en carnes, charlatanería y concupiscencia. Ecce Hommo Chilensis.

Parece increíble que en el siglo XXI se sostenga tal monserga y que más encima encuentre eco en la voz popular. Se supone que con el advenimiento de la primera Presidenta en la historia del país, los chilenos habían dado un paso agigantado en cuestiones de igualdad de género pero el discurso nuevamente cambió: hablamos ahora de igualdad, es cierto, pero en términos de “oportunidades laborales” y en último caso de “integración”. La integración significa a fin de cuentas perder la identidad como mujer, y someterse deliberadamente a la voluntad del hombre, transformado todo anhelo y deseo de vivir la realidad en la más inconmensurable desidia del alma, en un llano renunciamiento. De ahí se explica la conducta de todas las mujeres que ocupan puestos en la jefatura y el poder, que en ningún caso viene dada por un fuerte sentido de lucha por la reivindicación de las cuestiones que conservan silenciado al género, sino por el mantenimiento constante del ideal patriarcal, que utiliza a estas féminas nada más que para sostener por los siglos de los siglos un pestilente status quo.

Pero ¿Quiénes son estas mujeres? ¿Cuáles son sus espacios de acción? Las hay presidentas, ministras, senadoras, diputadas, decoradoras de interiores, actrices y saltimbanquis. Casi todas ellas se codean constantemente con la farándula, sino con el universo del empresariado, y la mayoría termina casada con un emperifollado señorito hijo de ministro o hacendado, envueltas en metros y metros de gaza, visillo y bisutería importada.

La presidenta: Ella sufrió en carne propia las violaciones a los Derechos Humanos y sin embargo bajo su gobierno, las demandas ciudadanas que abogan por justicia en cuestiones vinculadas a las tierras usurpadas a Pueblos Originarios, La Píldora del día después (No es de sorprender que en un tiempo más se presente recurso exigiendo la prohibición de Henry Miller en las librerías y bibliotecas) o una educación digna, han sido fuertemente reprimidas por los lacayos policiales, ejerciendo violencia y maltrato con la venia gubernamental. Nadie duda de la capacidad de Michelle Bachelet, ni de su hálito de matrona bonachona o su desplante televisivo, pero ¿Representa acaso al universo mujeril chileno? Aparte de sus trajecitos tipo Chanel y sus taco aguja, pienso que ha sido empleada sólo para lavar la imagen de la deficiente y muy mediocre coalición a la cual pertenece, la Concertación, y además para enrostrar al vulgo cuán mal lo puede hacer una mujer –qué casualidad que toda la porquería gubernamental aparezca justo durante su regencia- en un sitial de poder y que nunca más ¡Por favor! se le ocurra a otra de “ellas”, tener pretensiones tan altas. Así es la cosa.

Las politiqueras: Acá sencillamente apenas se puede respirar. Cuando pienso en las eternas senadoras, las ministras, las diputadas etc., me imagino a esas viejas que por más de 30 años se han mantenido en esos trabajos monótonos y mal pagados del Registro Civil, estampando los mismos timbres y firmas para los que se levantan tempranito a sacar Carnet, debiendo estos últimos soportar sus rostros desfigurados por el resentimiento. La diferencia en este caso, radica en el gran poder y prestigio entre los de “arriba” que gozan todas las politiqueras, aún cuando su idiotez se fugue a través de cada poro de sus respectivas síntesis fisiológicas.

Acaso la recién nombrada ministra de educación –que decir de la experta en sentadillas y brincos que ostentaba anteriormente el cargo- sea el ejemplo más a la mano para nuestro ojo crítico: no sólo es fea físicamente, sino que habla para espetar sandeces a diestra y siniestra (nos ha dicho que los profesores no estaban en “paro” sino “reflexionando”) con el tupé de quien está resguardando la Encomienda. El resto no lo hace nada de mal, alabando la labor del gobierno quienes están participando en La Concertación, y vomitando envidia y ridiculez las que encontraron dicha y solaz en la UDI o en RN. Muy mal.

Decoradoras de Interiores: No sé qué voluntad impulsa a los medios de comunicación ligados al imperialismo económico e ideológico chileno –El Mercurio y La Tercera- a fabricar Reportajes en profundidad en ocasiones como el día de la madre, con las Decoradoras de Interiores como protagonistas. “Las amigas Dominga Churrigorriagandarín y Colomba Eguigantoicoecheazuriz estudiaron en la London School of Economics la carrera de ciencias políticas, ambas son numerarias del Opus Dei, tienen 13 hijos cada una y aburridas de ser dueñas de casa decidieron abrir su tienda de bagatelas traídas de sus viajes a oriente, en el corazón de Alonso de Córdova". Se nos explica que ellas serían algo parecido a los términos “emprendedoras” y “disidentes” por haber desafiado a los maridos y haber sacado prácticamente a partir de la nada (supongo que en el sentido intelectual) una valiosa y muy importante institución social como es la tienda de decoración de interiores que en ocasiones, va acompañada de un Tea House. Claro que ellas conocen a su público objetivo: todas las macilentas y muy rubias ABC1 (a veces dos) que se pelean los echarpes y sallas de rico paño adquiridas en cualquier feria de las pulgas de Londres, Milán o Marruecos, pero que en el cuello de las pseudo reinas locales -como la que se nos intoxicó hace pocos días- lucen de maravilla. Ecce Hommo Chilensis.

Artistas y Saltimbanquis: La costumbre nacional tiende a ensartar en esta categoría a Gabriela Mistral, y quien no conoce ya a estas alturas todo el desprecio demostrado en el país por la quizá, más grande intelectual nacida gracias al acaso o la casualidad en esta larguirucha y anoréxica tierra. En este apartado ingresan de lleno todas las actrices de telenovelas, arquitectas emparentadas con las decoradoras de interiores, pintoras de fin mes o cantantes de “moda” ¿Son acaso el ejemplo más claro de la reivindicación femenina, de la lucha por la visibilización de las silenciadas? Por ningún motivo. Hace poco había algunas que defendían la Píldora alegando que “por ningún motivo es abortiva”, eliminando ipso facto cualquier instancia de discusión en materia de aborto, lo que sin duda era beneficioso para una gran cantidad de mujeres víctimas de un sistema patriarcal represivo, para obtener una segunda oportunidad en la vida. Ningún respeto por esas cantantes que elevan los berreos guturales a estatus de culto, defendiendo con sus canciones un feminismo de W.C., amparadas en la más vil y radical mala conciencia; según ellas el hombre es cruel y villano en su totalidad, mientras el género femenino es el adecuado para guiar al mundo ¿Ya no estamos cansados de ese feminismo liberal? Por supuesto que sí. Pero ellas, claro, las cantantes de moda se declaran a sí mismas como fieles seguidoras de la presidenta e idolatran cualquier voluntad de poder vinculada a ella, basándose en el ya decadente “las mujeres también podemos”.

Lo que se necesita para cambiar la estructura social chilena cargada al machismo, es replantear el tema de la reivindicación femenina para ver cuál rumbo seguir y de tal forma comenzar a operar en términos de igualdad. Mientras tanto hoy día, con presidentas, directoras y diputadas, lo único que se está llevando a cabo y con éxito, es demostrar un falso feminismo y el crepúsculo de un género. Hay mujeres que están pensando más allá del bien y del mal y que no precisan ser representadas por las directoras de la orquesta del lodo, la porfía y la estupidez.

Así es la cosa Chile.

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