miércoles, 5 de marzo de 2008

"TELENOVELEADORES" DE LOS NOTICIARIOS

Por: Movimiento Autónomo de Filosofía (UC del Norte, Chile)
Fuente: Piensachile.com (04 de marzo de 2008)

Ya se instaló como costumbre que los canales de televisión chilenos -casi todos-, en particular antes y al comienzo de las clases (obvio, le compiten a la escuela), introduzcan entre los contenidos de sus noticieros propaganda de las teleseries de marzo. Uno está tratando -tratando, subráyese- de informarse, y vienen estos mercaderes del irrespeto y nos dejan caer como hachazo en la mesa su “propaganda cero aporte”.

Da casi pena ver, por ejemplo, a periodistas o comunicadores sociales, de la talla de un Alejandro Guillier -ex Presidente del Colegio de Periodistas de Chile y líder de opinión, sobre todo por su Tolerancia Cero-, de una Consuelo Saavedra -con su doctorado y todo-, recomendando tal telenovela a sus telespectadores y forzando a quienes quieren INFORMARSE en esos precisos minutos del día a sufrir algún episodio de estas “noticias” castradoras del pensamiento ciudadano (Bueno, quizás asistimos a la novedad del siglo del periodismo televisivo chileno: las telenovelas son noticia).

Que se enteren los ideadores de estos informativos publicitarios de telenovelas: nos parece que los muy inteligentes y creativos autores de esta “propaganda cero aporte” no toman para nada en cuenta que una buena parte de quienes ven los noticiarios de televisión lo hacen sabiendo de antemano que sus publicitadas telenovelas son un subproducto más de la farandulización que consagró la derecha publicista y sus guardianes concertacionistas para “entretener” a sus clientes, y lo hacen sobre todo para -reitérese- INFORMARSE. Pese a que hay que reconocer que las telenovelas en Chile defeinitivamente se han impuesto como entretenimiento familiar.

Hace poco se supo, gracias a un estudio de opinión, que ahora los hombres, de igual a igual con la mujer, ven estas telenovelitas. Y se ha comprobado que en general los escolares chilenos consumen televisión un promedio de cuatro horas diarias. De ese consumo, las telenovelas capturan un altísimo porcentaje de la teleaudiencia juvenil nacional.

Es decir, en una sociedad en donde la estética y los valores de la juventud se ha vuelto un negocio (unilateral, arbitrario, homogeneizante y excluyente, dado que presente la madurez y la ancianidad como imperfección, enfermedad y desecho), los clientes predilectos de estas propagandas, de estas telenovelitas, lo constituyen nuestros hijos, los niños, los adolescentes, la juventud, aquellos que la escuela intenta formar como personas pensantes, como ciudadanas y ciudadanos, pero las telenovelas no apuntan en ésta dirección.

Las telenovelas son agencias de legitimación de los valores neoliberales dominantes, de formas de poder, de modos de vida; de maneras de relacionarnos, de pensar, de hablar, de sentir, de ver el mundo.

Las teleseries están empeñadas en atrofiar la posibilidad de que Chile se transforme en una sociedad auténticamente civil y democrática.

Las teleseries lo que más consiguen es que muchos telespectadores sigan siendo sólo eso: tele-espectadores y reproductores a-críticos del modelito de vida que nos rige.

Lo típico de las teleseries viene dado porque establecen patrones de conductas en la relación hombre-mujer. Aquí “la lleva” el más “canchero”; el que tiene una, otra y otra hembra = aventura.

Lo afectivo en las teleseries toma la forma predominante del oportunismo, la transitoriedad, lo fugaz, el escándalo, a lo que se suman modos y modas como la chuchada reiterativa a flor de labios.

Las teleseries presentan a las mujeres como histéricas, como atrapadoras obsesivas de “machos”, psíquicamente dependientes del galán que las tiene a todas tontas. Gran favor le hacen al machismo chilensis, el cual se ve fortalecido y más legitimado con estas “entretenciones”.

Pregunta sobre estas entretenciones familiares: ¿Cuánta basura se vomita, semestre tras semestre, día tras día, desde sus tramas insoportablemente castradoras de la inteligencia y el pensamiento?

Los que lucran -ideológica y económicamente- con estas propagandas ( = telenovelas), son la antístesis de lo que persigue la escuela.

Las telenovelas son enteramente funcionales a los intereses de las elites propietarias de la Teta Eterna de Chile. Las teleseries son garantía de irreflexividad, de castración del pensamiento ciudadano y operan como guardianas de los intereses de estas elites para que éstas no suelten sus prebendas, privilegios, aseguramiento, utilidades, ventajas, cálculos, ganancias, teologías, ciencias, nepotismos, clientelismos, amiguismos, antropologías, pedagogías, dogmas neoliberales, es decir para que el 70 % de l@s trabajador@s chilen@s sigan padeciendo trabajos indecentes (Informe OIT, año 2006). Finalmente: las telenovelas -estas "noticias"- son también formas de respaldo para algunos heroicos “machos” chilenos (recuérdese el nombre de la telenovela que se llamó machos), para que sigan ejecutando mujeres por la espalda en este país.

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